Pedro Infante

Pedro Infante
Por:
  • guillermoh-columnista

El 18 de noviembre pasado conmemoramos el centenario del nacimiento de Pedro Infante. El día siguiente, el 19 de noviembre, se celebró el Día Internacional del Hombre. Esta contigüidad nos permite pensar acerca de un dato que me parece incuestionable: Pedro Infante sigue siendo, al día de hoy, el modelo más redondo y más completo de la masculinidad mexicana.

Aclaro que no hablo de Pedro Infante el ser humano, sino de Pedro Infante actor, que en numerosas películas construyó un personaje arquetípico que se ha quedado grabado en el imaginario nacional. Aunque Pedro Infante interpretó papeles muy distintos podemos afirmar que el núcleo de su personaje público se consolidó en la trilogía de Ismael Rodríguez Nosotros los pobres, Ustedes los ricos y Pepe el Toro.

En esas y en otras películas como Los tres huastecos, Los tres García, Dicen que soy mujeriego, A toda máquina, ¿Qué te ha dado esa mujer?, Ahí viene Martín Corona y Los hijos de María Morales, entre otras tantas, Pedro Infante logró compendiar en su persona pública lo que, a los ojos del mundo y de la nación, era el inventario de los atributos y las virtudes de los hombres mexicanos. En lo que sigue intentará hacer un retrato esquemático de ese personaje. Aclaro que me limito a describir, no pretendo juzgar.

Pedro Infante, el ícono viril, representa a un hombre humilde, a quien la vida no le ha regalado nada, que se tiene que esforzar para ganar el pan, para mantener a su familia, a su madre, su esposa, su hija, la santísima trinidad de amores por los que él es capaz de los mayores sacrificios. El hombre es pobre pero honrado. Eso no significa que sea un santo, en momentos de desesperación puede romper la ley para ayudar a su familia. Sin embargo, jamás lo mueve la vulgar ambición. Desprecia la riqueza fácil. Está por encima de los ladrones, estafadores y corruptos que lo rodean. Es un hombre esencialmente bueno, que lleva el corazón en su sitio.

Pedro Infante, el ícono viril, enseñó a los mexicanos a enfrentar las alegrías y las desgracias de la vida. Es un hombre que ama con toda su alma, aunque le duela en lo más hondo. Es amigo de sus amigos. No se raja, es leal, incluso en los momentos más peligrosos. Cuando sufre sabe llorar sin vergüenza. No es, como otros personajes masculinos de Hollywood, un hombre árido, impenetrable, silencioso; es un hombre que no reprime sus emociones porque no se avergüenza de ellas. Aunque sabe sufrir, también sabe disfrutar con intensidad los momentos luminosos de la vida: Pedro Infante soltaba una carcajada tan franca, tan expansiva, que ésa es, quizá, su imagen más recordada.

No hay ninguna figura pública mexicana que desempeñe el mismo papel que Pedro Infante tuvo en el imaginario masculino nacional. Yo diría que nadie más nos hace falta. Con Pedro basta.