Perú regresa a Fujimori

Perú regresa a Fujimori
Por:
  • montserrats-columnista

Las elecciones en Perú se irán a segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, ambos representando partidos que, sin una plataforma clara, resuenan a populismo y al miedo e insatisfacción del pueblo peruano.

Fujimori ganó con cierta facilidad la primera vuelta aunque estuvo lejos de la mayoría. Ahora, en la segunda vuelta, el apellido de su padre pesará entre los que saben la historia y no desean repetirla, y le dará una verdadera opción de triunfo a su oponente. Sin embargo, Keiko juega a lo que jugó su padre y tendrá su arrastre en las zonas rurales que reconocen su nombre y lo relacionan con una vaga sensación de estabilidad, seguridad y crecimiento. Esta elección no se basa en realidades o ideologías, sino en percepciones y emociones.

Kuczynski no representa realmente una opción tan distinta a Keiko, ha sido su aliado en otras ocasiones, sin embargo, apela a los votantes urbanos y de mayor poder adquisitivo, buscando certidumbre y recuperar el camino del crecimiento económico que la corrupción y la violencia ha desdibujado. Sin el apoyo de los antifujimoristas, no tiene opción, por lo que ahora tendrá que apelar a la memoria de la clase media. Keiko, por su parte, apuesta por la simplicidad de la combinación entre la percepción de que “está preparada y sabe lo que hace” y de que tendrá buena mano “como su padre”.

¿Son razones de peso para decidir un voto? No, si pensamos en que las elecciones deberían mostrar ideologías, plataformas y planes de gobierno. Sí, si nos atenemos a la realidad y nos damos cuenta de que el electorado mira al candidato, no al partido. Éste es el momento de los populismos y de las emociones más básicas que definen por corazonadas el destino de los pueblos.

Si analizamos las propuestas de los candidatos no encontraremos delineado un estado o una estructura programática de gobierno. Tenemos ofertas variopintas con atractivo para ciertos grupos a los que se les hace un guiño a cambio del voto; otras que corresponden a una pugna determinada con un contrincante; y no mucho más. Acciones que prometen disposiciones ante los temores principales del pueblo: seguridad, economía, consideración social… El gran peligro de esto radica justo en el vacío que genera: una vez ganada la elección –el único fin del candidato o partido– lo demás sale sobrando y se irá resolviendo a golpe de capricho con o sin la voluntad del pueblo.

Aunque la democracia en Perú francamente es limitada, no podemos dejar de festejar que la era de los golpes de Estado esté quedando atrás. Sin embargo, la corrupción y la impunidad que sumen al pueblo en la frustración y la pobreza son otras maneras sutiles de mantener secuestrado el poder. El cambio, no ha llegado.

msalomonf@gmail.com