Petróleo y ciclo económico mundial

Petróleo y ciclo económico mundial
Por:
  • larazon

Los recientes eventos en el medio Oriente y en el norte de África han justificado un significativo repunte en la aversión al riesgo en los mercados globales. De hecho, dichos eventos han venido eclipsando las alentadoras señales de recuperación económica mundial sostenida.

De nueva cuenta, los temores relacionados con la probabilidad de una nueva caída en el ciclo económico han impuesto alta volatilidad financiera caracterizada por movimientos de capitales hacia valores refugio en plazas desarrolladas (oro, bonos estadounidenses y alemanes, etc.).

Sin duda, el epicentro del nerviosismo subyace en la probabilidad de que los altos precios internacionales de petróleo lleven a retrocesos en la recuperación económica global. Dichos temores no son injustificados, los precios internacionales han vuelto a niveles máximos en más de dos años ante el temor de que la interrupción en la producción en plazas como Libia, lleven a un problema de abasto con características más duraderas.

En este escenario de riesgo (altos precios del petróleo) es posible que el gasto de los consumidores alrededor del mundo, que en el caso de algunas economías desarrolladas mostraban una incipiente recuperación, comience de nuevo a contraerse debido a mayores precios de combustibles. De hecho, los mayores demandantes de crudo en el mundo son Estados Unidos, China, Japón, India y Rusia. En este escenario, la probabilidad de un nuevo desplome en la actividad económica mundial se incrementa sustancialmente.

En este punto, es importante recordar que en el pasado crisis asociadas a choques adversos en la producción de crudo a nivel global han desembocado en recesiones económicas. En el caso particular de Libia, su importancia en el mercado mundial de crudo radica en ubicarse como el tercer mayor productor en África y el mayor en términos de reservas, siendo Europa el principal destino para sus exportaciones del energético.

En este contexto, consideramos que la probabilidad de una nueva crisis petrolera se encuentra acotada por la capacidad que otros productores tengan de cubrir un eventual paro total en la producción de Libia. En particular, será esencial el papel de Arabia Saudita, cuyo potencial para expandir su producción es la mayor en medio Oriente y el norte de África.

De hecho, resulta alentador que este productor ya ha comenzado pláticas con los clientes de Libia en Europa. No obstante, este esfuerzo también implica que en el escenario de que un nuevo productor importante en la región se vea inmerso en la ola de movimientos sociales en la zona, no habría capacidad suficiente para enfrentar un desabasto de crudo.

 En el caso de México, el potencial efecto neto asociado a los eventos globales no es fácil de concluir. Por una parte, los mayores precios del petróleo a nivel internacional benefician a México en su perfil fiscal, reconociendo que más de una tercera parte de los ingresos públicos provienen del impuesto a la exportación de petróleo. Esto podría derivar en un descenso en los diferenciales de riesgo país y estabilidad cambiaria.

En contraste, los altos precios de este energético incrementan los riesgos de una mayor inflación al incrementar a su vez la probabilidad de que el desliz en el precio de las gasolinas locales sea también incrementado. Por otra parte, de materializarse un nuevo retroceso económico en grandes demandantes de petróleo, como Estados Unidos, podría inducir una desaceleración productiva a nivel local.

jvirgenroj@banamex.com