Podemos ser mejores

Podemos ser mejores
Por:
  • montserrats-columnista

Viendo los funerales de John McCain, una frase sobresalió: podemos ser mejores, debemos ser mejores. Los discursos de los expresidentes Bush y Obama, ambos vencieron a McCain en sus intentos de llegar a la Casa Blanca, destacaron las cualidades morales del senador, mandando claras pullas al actual mandatario estadounidense. Destacaron las múltiples ocasiones en las que el héroe de guerra pedía y exigía elevar el discurso, mejorar las prácticas y buscar consensos que verdaderamente sirvieran al pueblo norteamericano.

Las bajezas exhibidas en los últimos años por Donald Trump fueron denunciadas en vida y en sus funerales por un McCain que se va haciendo un llamado a la reflexión y al bipartidismo, que demuestre que los ideales democráticos pueden dejar de ser sólo ideales y llegar a ser realidades, en una política cargada de división y autoritarismo.

Podemos ser mejores. Podemos tratar a los migrantes que buscan asilo como seres humanos dolientes, que buscan desesperadamente oportunidades de vida y trabajo. Podemos entender que los niños migrantes ante todo son niños y deben ser protegidos, aunque sus padres infrinjan alguna ley. Podemos ser empáticos y ofrecer el trato humano que exigimos en la frontera norte a los migrantes del sur, que también huyen de sus propios demonios. Podemos sentirnos verdaderamente llamados a actuar ante la desgracia que se vive allá lejos en Siria o la que nos toca directamente con el sufrimiento de nuestros hermanos venezolanos.

Hoy en día es normal encontrar en los titulares de los diarios notas que llevan y traen el tema del racismo. Nos gustaría pensar que luego de la lucha por los derechos civiles, de la Segunda Guerra Mundial y de tanta sangre que ha sido injustamente derramada, nuestra historia de odio y división quedó en el pasado, lista para ser estudiada y nunca olvidada. Sin embargo, el renacer de la xenofobia es una realidad escondida tras un sinnúmero de slogans políticos que llaman al radicalismo desde los distintos rincones del espectro ideológico.

Eso es de izquierdas, eso es de derechas. Estás conmigo o estás en mi contra. El trabajo de la verdadera política —el del consenso en el que todos ceden, nadie gana y gana el todo— es el verdadero ausente de nuestros días. Estamos ante una profunda crisis de la democracia.

Hace un par de años, el problema estaba en que los políticos no nos representaban y queríamos más y mejores opciones para que los gobiernos realmente fueran de y para el pueblo. Hoy, en varios puntos del globo encontramos gobiernos emanados de una aparente democracia que no buscan representar a un pueblo sino imponer la visión de una facción. La división y el odio tiene patente de corso. Podemos ser mejores, debemos ser mejores.