Políticas públicas: 200 años de aciertos y errores

Políticas públicas: 200 años de aciertos y errores
Por:
  • larazon

Tenemos el derecho de celebrar el centenario de la Revolución y el bicentenario de la Independencia, aunque reconozcamos que --como eventos humanos-- en ambos se dieron aciertos y errores. Toca a los historiadores darnos luz sobre ello.

Hoy a inicios del siglo XXI nos preguntamos si todo el andamiaje legal y de políticas públicas construido en dos siglos, es el adecuado para acompañarnos hacia un presente y un futuro. Más allá de todo análisis ideológico, ha habido logros: entre otros, disminuyeron la desnutrición y las viejas epidemias, bajó notablemente el número de analfabetas, nacieron y crecieron la industria nacional competitiva, la educación media y superior con las universidades y tecnológicos son ya un activo del país, somos octava potencia mundial en turismo, construimos un sistema político y Estado de Derecho que —con algunas deficiencias— nos ha permitido autogobernarnos y vivir con dignidad ante la comunidad internacional.

Pero hoy México y el mundo han cambiado: entre otros muchos factores, por el uso de las nuevas tecnologías y sistemas de información, la globalización, el aumento de esperanza de vida, grandes descubrimientos en medicina, nuevas demandas sociales más puntuales por parte de OTRO tipo de ciudadano: con una educación y cultura con influencia de la experiencia de dos guerras mundiales, por las crisis económicas locales y mundiales, por filosofías y teorías políticas-económicas difundidas en los sistemas educativos y en poderosos medios de comunicación escritos, radio-televisivos y cibernéticos.

En este coctel mezcla todavía tenemos viejos problemas no resueltos: la pobreza extrema, los pueblos y culturas indígenas que no logran avanzar en su desarrollo socio-económico, los asuntos de la energía, el agua y el medio ambiente pueden ser bombas de tiempo…

Y seguiremos cambiando a ritmo más acelerado que en los dos últimos siglos. Basta un solo ejemplo: los economistas y sociólogos le llaman el efecto de “demostración”: vía los medios masivos de comunicación y en especial la televisión y ahora el internet, más los viajes al extranjero, otros países nos “demuestran” los modus vivendi, su forma de vivir, su cultura, sus valores. Crean expectativas y nuevas demandas sociales.

La forma de construir políticas públicas tendrá que adecuarse a las nuevas realidades. Quizás se tenga que revisar el modelo de políticas estatocéntrico, donde lo más importante es todavía la decisión que el Estado toma o deja de tomar. El gobernante o legislador tiene frente a si OTRO tipo de ciudadano.

La estrategia de implementación de las políticas públicas es tan importante como su elaboración. Según Wayne Parsons, la interacción entre ciudadanos, sus conexiones presenciales y virtuales a través de las nuevas tecnologías y medios de comunicación, la influencia de líderes formales e informales, todo ello va a decidir si una política pública será eficaz.

No garantiza resultados, por ejemplo, proclamar una política pública y su estrategia para abatir el sobrepeso en la población si no participan los padres de familia, maestros y sus sindicatos, médicos, líderes de opinión y los medios masivos de comunicación, partidos, asociaciones, iglesias, etc.

Necesitamos construir un modelo de gobernanza, donde quienes reciben los servicios de las políticas públicas, participen en su elaboración y sean copartícipes en su estrategia de difusión, ejecución y evaluación de resultados.

agp