¿Por qué nadie escuchó al PAN?

¿Por qué nadie escuchó al PAN?
Por:
  • juan_ramon_moreno

Ya sabemos el tamaño del descalabro electoral que sufrió el PAN el pasado 1º de julio. Ya sabemos, también, que Acción Nacional se mantiene como segunda fuerza política porque el descalabro de los demás contrincantes fue aún mayor, no porque haya sido particularmente favorecido en las urnas. Sin embargo, hay una derrota más grande y más preocupante que el PAN tiene que atender pronto: la incapacidad que mostró durante las campañas para plantear temas trascendentales en la discusión pública y para hablarle al electorado de manera que lograra ser escuchado.

Durante más de medio siglo, Acción Nacional fue promotor de una agenda sólida que buscaba modernizar, democratizar e institucionalizar el sistema político mexicano. La esencia del partido eran las ideas que defendía y su objetivo último no era llegar al poder (lo cual sabía imposible), sino fiscalizar al poder: criticarlo, acotarlo, denunciar sus excesos y encontrar maneras de mejorar sus prácticas.

En cambio, el PAN de 2018 fue incapaz de hacerse escuchar por el electorado. Su candidato, estructurado e inteligente, comenzó con una campaña que hablaba de progreso y nuevas tendencias globales, pasó a predicar el miedo que se debía tener a López Obrador y acabó prometiendo juicio y cárcel al Presidente y a José Antonio Meade. Nada sirvió. El 80 por ciento de la ciudadanía desaprueba al Presidente y seguramente una fracción considerable desearía verlo enfrentar un proceso legal en el que se esclarezcan los actos de corrupción de este sexenio, pero ni siquiera eso le valió a Ricardo Anaya.

¿Por qué nadie escuchó al PAN? Una de las principales causas, creo, es que perdió la herramienta más poderosa que tenía: su autoridad moral. Acción Nacional predicaba con el ejemplo: podía exigir al poder recato, integridad y honestidad porque estas eran las pautas que imponía a su propio comportamiento, hacia dentro y hacia fuera. Ahora, el partido que luchó por la democracia lleva años con el padrón cerrado y orilló a una de sus integrantes a salir porque no le dio garantía de un proceso interno democrático; al partido fundado por la clase media educada no le preocupa la instrucción de sus bases; el partido del debate y el contraste de ideas orilla, persigue y expulsa a quienes no se alinean con su dirigencia; el partido que una vez sumó a los jóvenes universitarios es incapaz de adaptarse a los nuevos retos y realidades que enfrenta la sociedad mexicana.

Por eso el próximo cambio de dirigencia resulta vital para Acción Nacional: es su oportunidad para reencontrarse consigo en la derrota, recordar sus tiempos más virtuosos y reconstruirse como la oposición que sabe ser.