Por qué una política cultural de Estado
Salvador del Río
Transformar una
experiencia en conocimiento; en
esto estriba ser hombre
André Malraux
Son injustas las críticas al anuncio del Presidente de la República, en su Tercer Informe de Gobierno, para la creación de la Secretaría de Cultura. Con ello, se dice, habrá más burocracia y necesidad de un presupuesto destinado a la nueva dependencia.
En lo administrativo, se ha aclarado que no es así; la nueva secretaría reunirá y dará cohesión al trabajo de las muchas instancias que, en forma más o menos dispersa, promueven y
difunden la cultura.
En cambio, la creación de una secretaría destinada a coordinar esos esfuerzos demuestra la voluntad por impulsar la cultura en todas sus manifestaciones.
Para qué sirve la cultura, hay quien se pregunta, si la producción de arte, de las manifestaciones del pensamiento, la poesía, la literatura, las artes plásticas no son un negocio concreto que rinda utilidades cuando de lo que se trata es de llevar la cultura a toda la población, sin que necesariamente haya afán de lucro.
Si así fuera, si la cultura, el arte, el pensamiento representaran esfuerzos y recursos perdidos, las grandes manifestaciones de la cultura en el mundo no existirían. La cultura es una necesidad del espíritu, eleva los valores de una sociedad y la distingue por sus características. México es rico en valores culturales, no de ahora, sino de siempre. Las culturas prehispánicas perviven en nuestra conciencia y en nuestras tradiciones, y su fusión con las culturas que luego asimilamos han dado por resultado manifestaciones genuinas del México antiguo y actual, de su evolución, del
México de siempre.
Nos quejamos en ocasiones de que, a diferencia de otros países, en México nos olvidamos de la exaltación de nuestros valores en el arte, en la música, en la literatura, en el pensamiento. Y es cierto, no damos a esas manifestaciones su justo valor ni promovemos su proyección a pesar de que son universales.
Una sociedad, se ha dicho, necesita de todo, de la ciencia, la técnica y el humanismo, pero también de la exaltación del espíritu y el pensamiento. La cultura es una necesidad, como lo es la igualdad de oportunidades y la justicia social. Es un imperativo de la sociedad
para ser mejor.
La creación de una secretaría destinada específicamente a la cultura, a su difusión y al impulso de nuestros valores no anuncia un dispendio inútil de recursos que están ahí, en el talento de nuestros creadores, en los anales de nuestra historia y en el futuro promisorio de
proyección hacia el mundo.
Para lograrlo se requieren esfuerzos coordinados, coherentes, incluso para lograr la participación, el concurso y hasta los recursos económicos de
sectores privados.
Ningún país que se precie de desarrollado o que aspire a alcanzar etapas superiores en su desarrollo, puede renunciar o soslayar esa necesidad de impulso y fomento a la cultura. Hacerlo bien, de una manera ordenada y con fines y metas perfectamente establecidos, será la mejor forma de obtener resultados satisfactorios. La cultura, manifestación elevada del espíritu, no debe
dejarse en el olvido.
La cultura debe ser, como la educación y el desarrollo, una verdadera política de Estado.
Gazapos.Con frecuencia se presenta, para quien escribe, una duda respecto de la acentuación de las palabras este y éste. Lo aclaramos: este no se acentúa cuando es un artículo determinado, seguido de un sustantivo: este cuaderno; sí se acentúa cuando se trata de un sustantivo: éste es el mejor. Por cierto, la palabra esto jamás se acentúa, pues siempre es un sujeto o un sustantivo neutro.
srio28@prodigy.net.mx
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