Por una vanguardista reforma energética

Por una vanguardista reforma energética
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Razones Financieras

Por Víctor M. González Olivares

Desde hace años, en las altas esferas económicas y políticas se hablaba sobre el poco tiempo que le restaba al mundo para disponer de los hidrocarburos y sobre el futuro energético que nos depararía, pues el petróleo estaba condenado a su extinción. Se destacaba la importancia de incursionar en alternativas renovables para sustituir al llamado “oro negro” y estar listos para responder a las exigencias de los nuevos tiempos.

Especialistas en la materia daban cuenta de importantes reservas de petróleo y gas en el subsuelo del país, pero también hacían hincapié en la necesidad de contar con tecnología suficiente para adentrarse en las aguas profundas. Poco se sabía de los recursos no convencionales como el gas y el aceite de lutitas, que ahora transforman el mapa geopolítico y tienen fuerte impacto comercial en el mercado mundial de la energía.

Con este cambio, México no sólo seguirá siendo vecino de la mayor potencia económica en el mundo, sino también del “nuevo oriente medio” en el continente americano, toda vez que EU está llamado a ocupar el liderazgo global en la industria petrolera. En breve será completamente autosuficiente y en menos de una década se convertirá en un importante jugador de las exportaciones de petróleo y gas.

Mientras esto sucede, México continúa con el añejo debate sobre cómo hacer llegar la inversión que permita fortalecer la plataforma de exploración y producción de Pemex, venida a menos en los últimos años ante la falta de acciones que reviertan el declive en la extracción de crudo y a la que se suma una creciente importación de gasolinas.

La transformación del mapa energético en el mundo brinda interesantes oportunidades de negocio, entre otras, una mayor integración comercial con EU y Canadá para fortalecer la competitividad de la región; pero también exige una transformación en el paradigma de operar la industria petrolera, en el país.

Sería un error pensar que los precios del petróleo y gas continuarán altos por siempre, máxime cuando se prevé una mayor oferta de los hidrocarburos y persista la necesidad de eficientar la estructura de costos en todas las industrias de transformación para impulsar una sólida recuperación de la actividad económica mundial.

En México hay plena conciencia sobre la importancia de no frenar la reforma energética, pero sobre todo de replantear la manera en que el Estado financiará su presupuesto para desanclar las finanzas públicas de la venta de petróleo en el exterior.

La reforma energética tiene que considerar soluciones a la simbiosis entre Pemex y el gobierno mexicano y a la encrucijada ideológica sobre la posible asociación de la paraestatal con empresas e inversionistas privados.

Nuestro país necesita enfrentar un mundo globalizado y para ello debe concretar los cambios que le permitan lograrlo; la reforma energética juega un papel trascendental y preponderante en ello, no lo olvidemos.

presidentenacionalimef@imef.org.mx

Twitter: @IMEFOficial