PRD, entre la sacrofobia y la libertad religiosa

PRD, entre la sacrofobia y la libertad religiosa
Por:
  • larazon

Mientras Marcelo Ebrard y sus talibanes, en aras de un laicismo patón, la emprenden con furia contra la libertad religiosa, otras voces dentro del PRD, razonables y sensatas, sin renunciar a sus convicciones, buscan un entendimiento con la grey católica a través de sus obispos. Hecho que, de ser sincero, tendrán que extender a las demás Iglesias.

El senador Carlos Navarrete y el diputado Alejandro Encinas, ambos coordinadores de sus bancadas, lanzaron simultáneamente una iniciativa de acercamiento con el episcopado. Navarrete, en compañía del senador Silvano Aureoles, se reunió, por mediación del gobernador de Michoacán, con el arzobispo de Morelia, don Alberto Suárez, con la intención de salvar un diálogo que siempre se ha tenido y que por las necedades del PRD capitalino y su talibán mayor se puso en riesgo. El siguiente paso será reunirse con la Conferencia del Episcopado Mexicano. Ahí encontrarán a don Carlos Aguiar, presidente de la CEM, quien es un intelectual de primer nivel, entusiasta promotor de la laicidad positiva y que tiene entre sus grandes cualidades el saber escuchar.

Llama la atención la idea rectora que orienta la iniciativa de ambos legisladores. Sin renunciar a su tradición política retoman el concepto de “laicidad positiva” (Navarrete, comunicado 19/I/10) tan importante para Benedicto XVI. Así, Alejandro Encinas (Excelsior 19/I/10) puede afirmar: “El Estado laico no es, como algunos suponen, un Estado anticlerical o antirreligioso … la República laica garantiza el libre ejercicio de todos los credos, ideologías y convicciones filosóficas … no impone a los ciudadanos religión o creencia alguna y se mantiene neutral frente a las ideas, religiones e iglesias”. Para dar más fuerza a su argumento cita el concilio Vaticano II, donde se puede leer: “dicha laicidad debería ser compatible con la cooperación con todas las confesiones religiosas dentro de los principios de libertad religiosa y neutralidad del Estado. La base de la cooperación está en que ejercer la religión es un derecho constitucional y beneficioso para la sociedad” (tomado del texto de Encinas).

La reivindicación de esta laicidad positiva abre una valiosa oportunidad para avanzar con rumbo a un auténtico régimen de libertad religiosa en beneficio de creyentes, agnósticos y ateos. Las Iglesias son organizaciones independientes de la sociedad civil y no veo en ninguna la intención de abandonar esta posición, como tampoco la de rendir sus convicciones más profundas. Por eso proponer la laicidad positiva y la libertad religiosa está en el interés de todo cristiano. Quien defienda lo contrario engaña y actúa contra los intereses de su religión. Sin embargo, frente a la plausible iniciativa de Navarrete y Encinas surge una pregunta: ¿A qué PRD se le puede creer, al del laicista Ebrard y sus milicias sacrofóbicas o bien al de Navarrete y Encinas? La cuestión es grave, pues tiene que ver con la existencia de un interlocutor fiable con quien acordar y realizar compromisos de larga duración, que es una buena forma de construir el bien común.

jtraslos@hotmail.com

agp