Primero la soberanía

Primero la soberanía
Por:
  • Ramon-Sosamontes

El pasado 2 de septiembre Enrique Peña Nieto, Presidente de México, mandó un mensaje a la nación en Palacio Nacional con motivo de su 5º informe presidencial. Edificio sede del Poder Ejecutivo, que es parte de nuestra historia como nación, con la única falta vergonzosa que sucedió un 14 de septiembre de 1847 cuando con la entrada del ejército  norteamericano a la Ciudad de México izaron la bandera yanqui. Al frente, el general y político “demócrata” John A. Quitman.

Un día antes habían caído el Convento de Churubusco (“si tuviera parque ustedes no estarían aquí”: general Anaya), el Molino del Rey y el Castillo de Chapultepec con la hermosa epopeya de los Niños Héroes del Colegio Militar. Quitman fue nombrado por el general Winfield Scott gobernador militar de la capital de la república.

Toda esta tragedia se posibilitó por la división de los mexicanos y gobiernos alejados de la nación, como el de Antonio López de Santa Anna y los llamados polkos, que apoyaban al presidente estadounidense James Polk. La invasión fue posible porque no hubo un solo frente para pararla. La política de grupos pesó más, dividieron a los  mexicanos; conflictos internos y rivalidades en el Ejército, la Iglesia y grupos civiles prefirieron ver a México derrotado.

Ahora vemos cómo son capaces de que la Cámara de Diputados se quede sin Mesa Directiva, creando una crisis constitucional sólo para favorecer posiciones rumbo al 2018.

Vuelvo a la historia: El ver a la bandera yanqui ondear en Palacio Nacional, en la plaza que después sería el Zócalo del país, es una afrenta que equivale al asesinato de los cadetes en el castillo, al secuestro de la mitad del territorio.

Es lo más doloroso que hemos sufrido como nación. No hay que olvidarlo, so pena de que perdamos soberanía. Con la política de Trump y de grupos racistas, lo peor de neonazistas. No sabemos qué hará Trump con el TLCAN. Salvemos a los miles de dreamers que perderán su futuro. Debemos fortalecer la soberanía del país; no sólo le toca al Estado, sino también a su sociedad civil, a sus partidos.

El izamiento de una bandera yanqui virtual o físico jamás debe repetirse, por eso sonaron bien y fuerte las palabras del Presidente en Palacio Nacional, en el patio central a un lado de las habitaciones de Benito Juárez, donde dijo: “el gobierno de México en ningún momento aceptará nada en contra de nuestra dignidad como país ni como mexicanos y no son negociables principios básicos como nuestra soberanía, el interés nacional y la protección de nuestros connacionales”. Respuesta clara y contundente a las posturas tuiteras de Trump y de grupos neopolkistas.