“Pues sí, es que venimos por todo”

“Pues sí, es que venimos por todo”
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Barranquilla.— Todo indica que la delegación mexicana en estos XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe será la ganadora del evento. El hecho tiene algo de insólito debido a que desde 1966 nuestro país no salía victorioso en unos juegos en que estuviera presente Cuba.

Se ganaron juegos en años posteriores, pero bajo mantos de duda y cuestionamiento, la razón, es que Cuba no asistió a ellos. Estos juegos de Barranquilla son importantes para el deporte mexicano porque lo colocan como el país hegemónico en materia

deportiva en la zona.

Muchos cuestionarán el hecho de que Centroamérica y el Caribe es una región con un nivel deportivo que tiende a ser bajo. Es cierto, pero también es importante considerar que ésta es la zona que nos tocó geográficamente, y que es con la que hemos crecido deportivamente hablando.

Como seguramente vendrán los tiempos de la euforia, por más que “sólo” sea un triunfo regional, es importante revisar el porqué se dieron las cosas como ha sucedido a lo largo de las últimas dos semanas en esta ciudad.

Es el tiempo de gozar la victoria, pero también es el tiempo de preguntarnos por qué razón la delegación mexicana resultó ganadora en estos juegos. Cómo fue posible que esto sucediera, siendo que en el deporte mexicano los dirigentes y, a veces los entrenadores, se dan cotidianamente con todo. A veces da la impresión de que viven eternamente peleados. En ocasiones anteriores ésta ha sido la razón de innumerables derrotas y sobre todo, de un buen número de atletas que se perdieron en el camino siendo que eran proyectos serios y de futuro.

¿Por qué ganó México? La respuesta es multifactorial. Destaquemos el hecho de que Cuba está en una transición que le está costando profundamente cara. Colombia resultó ser menos de lo que los propios colombianos esperaban. Los juegos eran cuestión de tres y, de los tres, México fue el que llegó mejor preparado y con un hambre de victoria digna de reconocimiento.

Los deportistas mexicanos tuvieron un gran desempeño. De nuevo, sus familias jugaron un papel preponderante, a lo que hay que agregar que los entrenadores están muy bien preparados y tenían muy buenos diagnósticos de sus atletas. Conocían a detalle a sus rivales y tenían un seguimiento, junto con los deportistas, detallado de sus posibilidades y de lo que deberían hacer en la competencia; los atletas se conocían, conocían el lugar de las competencias, el clima, y a sus rivales.

Hay una variable más que merece gran atención. La sicología del deporte es cada vez más importante. Pensemos en un atleta que está en la parte final de la prueba y siente que está a punto de desfallecer, o que de plano ya no puede. Esos momentos difíciles son la diferencia entre ganar una prueba o perderla. La sicología jugó un rol muy importante entre todos los atletas, tuvieron largas sesiones que ya se vio, fueron de enorme utilidad.

No tiene sentido que los dirigentes se pongan las medallas. Ellos saben que en muchos casos, a pesar de la estructura deportiva en México, los atletas sobreviven y también ganan. La lección de todo esto va de la mano de hacer ver que los jóvenes quieren hacer deporte y que lo encuentran como una vocación de vida.

Para terminar vale la pena que le cuente lo que quien escribe escuchó al final de una competencia. A un destacado deportista mexicano le plantearon que México se quería llevar todo y que estaba arrasando. El atleta contestó: “pues sí, es que venimos por todo”.

RESQUICIOS.

Si bien las historias las escriben los ganadores, no podemos perder de vista a un buen número de atletas mexicanos que quedaron en segundo o tercer lugar o no ganaron medalla. Un triatleta nacional materialmente desfalleció al llegar a la meta, quedó en tercer lugar y no le dieron medalla porque no se le pueden dar tres preseas a un solo país. México había ganado el primero y segundo lugar de la prueba; paradojas del deporte, pero no hay que olvidar ese tercer lugar.