¿Quién es el piloto?

¿Quién es el piloto?
Por:
  • Carlos Urdiales

La cuarta transformación de la nación avanza sobre vías que apenas se construyen, echa mano de nuevas formas y viejas recetas. México tendrá de nuevo un Presidente poderoso, que impone su sello en cada decisión política o económica que toma. O que no toma.

Andrés Manuel López Obrador dijo ayer que la decisión de cancelar o continuar con la construcción (31 por ciento de avance) del nuevo aeropuerto en Texcoco será la primera decisión democrática de su próximo gobierno. Cuando ésta se tome.

¿Por qué el Tren Maya no se convierte en la segunda? Con un costo de 150 mil millones de pesos que requiere participación privada y en lo público, echa mano del impuesto federal a no residentes (impuesto al turismo); además, con la nueva ruta que pasará por cinco entidades y un periodo de construcción de cuatro años, ameritaría la toma de parecer del pueblo. ¿O no?

Para lo del aeropuerto, el ingeniero Javier Jiménez Espriú ofreció acceso público completo al mismo dictamen técnico que le fue entregado al Presidente electo el cual, a su vez, enviará a los ingenieros de México, a empresarios y especialistas asociados para conocer sus opiniones. Dato: 70 por ciento de los mexicanos no se transporta por vía aérea.

Mientras aquellos que conocen poco más que usted y yo de condiciones hidrológicas, impacto urbano, mecánica de suelos, geotecnia, pistas, plataformas y asentamientos, aeronáutica, logística, abastecimiento, desarrollo regional, conectividad nacional, ingeniería de valor o prospectivas económicas entregan sus conclusiones; el Presidente electo habla desde ayer con dueños de medios de comunicación para que se garantice el debate público, sin censura, escuchando y dando voz, a todos aquellos que tengan o quieran opinar.

Así, con la más amplia difusión de cifras, datos, conceptos, proyecciones, fundamentos y dialéctica, será como entre todos ayudaremos al próximo gobierno a decidir, de forma democrática, si la construcción sigue o se cancela.

Todos los pros y contras estarán al alcance de todos, dimensionaremos grandes cantidades de dinero, muchos ceros en pesos y dólares, conceptos como indexación, penas convencionales, cancelación unilateral, adendas contractuales, tasas de interés y de retorno, fondos de inversión, bonos, pagarés, emisión de deuda pública y privada.

El Presidente electo confía en la inteligencia popular, en la necesidad de que el gobierno en los grandes temas escuche a sus gobernados (ya que de ellos emana su poder constitucional) y entonces sí decida. Hacer que la cosa pública interese a todos. ¿Quién puede oponerse? Nadie.

Luego entonces cabe pedir también que el próximo secretario de Hacienda haga pública la información sobre el impacto que tendrá en la recaudación fiscal de 2019 la reducción a la mitad del IVA en la franja fronteriza norte.

O el número de plazas de confianza que se van a cancelar (despidos) en la burocracia nacional, el de puestos sindicalizados que permanecerán intactos, pero con métricas sobre desempeño laboral, la calidad de gestión que tendrá el próximo gobierno en puestos de toma de decisiones estratégicas con topes salariales que no compiten en el mercado laboral de alta especialidad.

Una transformación que rompe diques de contención corre el riesgo de perder sus cauces. La legitimidad también confiere al electo la obligación de ejecutar decisiones, de velar por el equilibrio de poderes y considerar la representación popular y federal de diputados y senadores, asumir beneficios o costos de decisiones que no podrán, y acaso no deberían, ser consultadas en la plaza nacional.

Legitimidad que permite darle a su Morena una fábrica de futuros gobernadores a través de delegados de programas integrales de desarrollo, 32 políticos al acecho del poder local. No especialistas vigilantes de las mejores causas son o bien excandidatos o prospectos a serlo. El objetivo es que Morena gobierne todo.

¿Impuestos? ¿Drogas? ¿Despenalización del aborto? ¿Pena de muerte? ¿Trenes rápidos de la capital a Guadalajara y Monterey? ¿Parques eólicos? ¿Internet para todos? ¿Seguro de desempleo? ¿Medios públicos? Qué sí y qué no consultar es un dilema. Meter a todos los pasajeros en la cabina del piloto y decidir juntos cómo aterrice conlleva riesgos. ¿O no? Lo consulto.