¿Quién quiere producir el debate?

Bibiana Belsasso

El primer debate entre los cuatro aspirantes a la Presidencia fue un desastre. Hubo poco tiempo en las respuestas para poder debatir, los encuadres de las tomas estuvieron muy cerrados, y eso no permitió que los ciudadanos pudiéramos observar el material visual que presentaron los candidatos, no pudimos apreciar los gestos de los contendientes cuando no era su turno de hablar, y por si fuera poco el tema de la noche fue la edecán Julia Orayen quien lució un vestido muy escotado.

¿Quién fue el culpable? Muchos dicen que el productor Jesús Tapia. En realidad este debate salió así por los partidos; fueron sus reglas con las que trabajó Tapia. Las tomas las decidieron ellos en el intento de no exponerse; los candidatos no permitieron que hubiera una cámara móvil, o que se abriera un poco más la toma, lo cual hubiera permitido mostrar los materiales que se habían llevado. Por supuesto ninguno dijo que llevaría fotos u otras cosas, no fuera a ser que los contrincantes se enteraran, y por si fuera poco, sólo uno de los aspirantes acudió a los ensayos. Yo entiendo que los candidatos no hayan querido ir un día previo a ese encuentro, o que el contenido de sus fotos o publicaciones se haya querido mantener en secreto, ¿pero no tienen gente capaz en sus equipos de campaña que les haya advertido del encuadre de las tomas o que les advirtiera que si no terminaban en tiempo sus intervenciones les cerrarían los micrófonos, como lo decidieron los propios partidos?

Que Julia Orayen haya sido quien robó cámara y fue el centro de comentarios en las redes sociales, quiere decir que el debate entre los candidatos estuvo aburridísimo.

Pensar que la edecán fue parte de un complot para poner nerviosos a los candidatos me parece un insulto a la inteligencia de los aspirantes. Ahora resulta que una chica enseñando un poco de busto podría desconcentrar a los aspirantes en un momento tan importante y decisivo en su carrera.

Días después del debate el productor Tapia declinó participar en el siguiente que se llevará a cabo en Guadalajara el próximo 10 de junio.

Tapia fue demasiado institucional, debió de haber renunciado al día siguiente y dicho que si el debate salió así, fue por lo restringido que lo tuvieron al realizar su trabajo.

Ahora el IFE dice que evaluará encargar la tarea al canal 11 y que participe el personal técnico del canal 22 que realizó el primer debate.

También han hablado ya con la CIRT para que los puedan apoyar. Pero complacer a los partidos puede llegar a ser muy difícil. Ya esta semana y después de este anuncio, López Obrador dijo que “el Instituto cometería un error histórico al pretender darle participación a actores políticos que ya tienen intereses económicos y que no pueden ser imparciales”.

Bajo esta lógica y con las reglas estipuladas, no me imagino quién va a querer producir el próximo debate, sin sufrir, por ello, una serie de agresiones y responsabilidades inútiles.

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