Redefine Calderón la lucha antinarco

Redefine Calderón la lucha antinarco
Por:
  • larazon

Otra vez el gobierno se pelea contra molinos de viento. El desplegado del Presidente (págs. 6-7 La Razón) menciona que existe una percepción generalizada de que su objetivo es “combatir el narcotráfico”, cuando no es así. “La lucha es”, enfatiza, “por la seguridad pública”.

Pero no es “percepción”, es realidad. De 340 boletines emitidos por la SSP en este gobierno, sólo 29 informan sobre robos, tres de lavado de dinero y 49 de secuestros: eso es seguridad pública.

El resto es sobre drogas y narcotráfico. Igual sucede con los spots de TV: insisten en la lucha contra el narcotráfico con imágenes bélicas, decomisos de droga y capturas de capos.

Tampoco nos engañemos: el eje de comunicación oficial ha estado enganchado a la guerra contra el narcotráfico, no a la seguridad pública.

Hay que admitir, de todos modos, que el desplegado constituye una estrategia mejor estructurada que la que presentó Calderón 10 días después de asumir la Presidencia, tras desplegar seis mil soldados en Michoacán.

Entonces, debe ser leído como una redefinición del enfrentamiento a la delincuencia. O, más bien, como el programa de gobierno para cerrar el sexenio en esa materia.

Porque el anterior no fue un éxito: la presencia de la cuarta parte del Ejército (60 mil efectivos) en las calles de nueve estados fue incapaz de impedir la muerte de 23 mil personas por la violencia relacionada con las drogas.

Si Calderón puntualiza ahora que “la lucha es por la seguridad pública” se entiende que va por resolver un problema que no sólo incrementó el crimen y la ilegalidad, sino que hizo defectuosa su estrategia: las policías municipales. Sin solucionar ese asunto, no habrá resultados positivos.

Mucho menos si de nuestros 370 mil policías municipales: el 70 por ciento con dificultades sabe leer y escribir, pues nunca pasó de la educación primaria. ¿Malo? Peor es que ninguno gana más de 130 pesos diarios.

Renato Sales, procurador de justicia en Campeche, lo explica en una imagen perfecta: “los reclutan con facilidad, los levantan y los tablean. ¿Ante la disyuntiva “plomo o plata”, qué hará el policía que gana dos mil pesos a la quincena? ¿Es factible exigirle que se comporte como héroe?”

Ninguna estrategia de seguridad pública será buena si quienes vigilan nuestras calles son casi analfabetos y viven con 130 pesos diarios: así, lo que les estamos dando es un pasaporte directo a las estructuras del crimen organizado.

Por lo pronto, el Presidente rectifica el rumbo. Su desplegado no lo dice textualmente. Pero tampoco le pidamos que acepte, así como así, que su estrategia no fue la mejor. Que ya no quiera hablar de guerra (“su” guerra) es una muestra de humildad digna de su investidura.

ruben.cortes@3.80.3.65

Twitter: @ruben_cortes