Regresa AMLO, el zedillista

Necesitado de reflectores para reanimar una campaña que naufragó hace meses, López Obrador presentará un nuevo libro en que su villano vuelve a ser el de siempre, su favorito: Carlos Salinas.

A juzgar por la reseña que hizo ayer en La Jornada el cronista Jaime Avilés, se trata de un libro en el que toma partido por Ernesto Zedillo en la vieja disputa por la crisis de 1995.

López Obrador defiende el rescate bancario emprendido por la administración de Zedillo, pues era “inevitable”, y señala al gasto social del gobierno de Salinas como el culpable de la debacle económica que, dice, se arrastra hasta hoy.

Más neoliberal, imposible.

Los que negaban la alianza tácita entre AMLO y Zedillo ahora podrán ver la gratitud del perredista (?) al priista (?).

No hay que olvidar que fue Zedillo quien gestionó, a través de su secretario de Gobernación, que le quitaran a AMLO los procesos penales que enfrentaba por el incendio de instalaciones petroleras.

Zedillo le dobló la mano al PRI para que desistiera de impugnar la candidatura de AMLO al gobierno del DF, a pesar de que no contaba con los requisitos constitucionales, pues su domicilio estaba en Villahermosa.

Zedillo le dijo a empresarios mexicanos en Davos, antes de las elecciones de 2006, que López Obrador no representaba un riesgo para la economía de México.

Ahora AMLO sale en su defensa, de acuerdo con lo que adelanta La Jornada.

Si nos atenemos a lo que reseña Avilés, el derrotado candidato presidencial escribe en su libro que “tras la repartición de los bancos entre los miembros del primer círculo de empresarios salinistas sobrevino lo inevitable: los beneficiarios del remate de instituciones de crédito a precios irrisorios no sabían manejarlas y únicamente las usaron para su enriquecimiento personal, con lo cual las quebraron y entonces, inevitablemente, debieron ser rescatados por el gobierno, lo que ocurrió a principios del sexenio de Ernesto Zedillo”.

¿Cómo que inevitablemente debieron ser rescatados?

Había otras opciones. Tal vez la mejor fue la que se usó, o no. Ésa es parte de la discusión, pero AMLO lo tiene claro: “inevitablemente debieron ser rescatados por el gobierno”.

Luego embiste contra la política de combate a la pobreza emprendida por Salinas (Solidaridad), “que a la postre resultó insostenible y se tradujo en la debacle de hoy”, dice AMLO según la reseña de Avilés.

Por ese dogma neoliberal, cabe acotar, Zedillo quitó Solidaridad y el esquema de apoyo a las comunidades y lo cambió por el apoyo directo, en efectivo, a los individuos.

Con ese rostro viene AMLO rumbo al 2012. Más neoliberal que nadie.

Salvo que en esta ocasión, como en las anteriores que ha publicado, no haya leído su propio libro.

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