Salinger

Salinger
Por:
  • larazon

Gil Gamés

Apareció en español un libro que en inglés quiso ser un escándalo sin llegar a serlo: Salinger, de David Shields y Shane Salerno, publicado por Seix Barral (2014). Se trata de la búsqueda obsesiva de estos periodistas, de la caza en persecución de la vida del escritor J.D. Salinger (1919-2010) autor de El guardián entre el centeno (1951) y cuatro libros de cuentos de pasmo, perfectos, intensos. Gamés se acomodó en el mullido sillón para leer esta gruesa biografía y la decepción lo cubrió con su nube tóxica. Nada: entrevistas a personajes que nunca conocieron a Salinger, excesos para forzar algún chisme alrededor de la vida de un escritor obsesionado con de-saparecer su vida pública y cuidar su vida privada como una joya en la oscuridad. Oh, sí. A salto de página, Gil encontró algunos párrafos interesantes. Aquí van:

Gore Vidal: El guardián entre el centeno me llamó la atención apenas salió. Lo que escribimos durante la guerra tenía bastante dureza, bastante filo, sabíamos que podíamos morir muy pronto. Los jóvenes piensan en la muerte. Antes, Salinger no bajaba de la superficie; no era más que una superficie resplandeciente. De manera que cuando por fin captó un destello luminoso de la voz de aquel chico, resplandeció de verdad.

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William Faulkner: Me impresionó El guardián entre el centeno. Me pareció que desplegaba… no un defecto sino una maldad contra la cual el escritor se tiene que armar. Creo que lo que vi en este libro era una tragedia que, en cierta manera, representaba la tragedia misma de Salinger. Teníamos a un joven inteligente y un poco más sensible que la mayoría, que simplemente quería amar a la humanidad, pero esa humanidad no estaba allí. Esa para mí es la tragedia del libro.

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Samuel Beckett: ¿Has leído El guardián entre el centeno? A mí me ha gustado muchísimo, lo que más me ha gustado en mucho tiempo.

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Tom Wolfe: Muy personal. Muy reveladora. Parecía alguien desnudándose el alma prenda a prenda.

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El director de cine y dramaturgo Elia Kazan, que quería adaptar El guardián entre el centeno al teatro para llevarlo a Broadway, encontró la dirección de la casa de Salinger, llamó a la puerta y le dijo:

—Señor Salinger, soy Elia Kazan.

—Qué bien –dijo Salinger.

Y cortó la comunicación.

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Norman Mailer: Es necesario señalar que los cuatro relatos de J.D. Salinger sobre la familia Glass, publicados en dos libros titulados Franny & Zooey y Levantad carpinteros la viga del tejado, parecen escritos por chicas de instituto. El segundo relato del segundo libro, titulado Seymour, una introducción, debe ser el texto en prosa más descuidado que ha publicado jamás un escritor importante. Ni siquiera es un Salinger profesional. Salinger en sus peores momentos, como por ejemplo en los otros tres relatos de estos dos libros, nunca es malo, solamente decepcionante.

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Tom Wolfe: A mediados de los años sesenta, The New Yorker era un cadáver venerado. Practicaban un nepotismo soñoliento. Era asombroso lo que eran capaces de publicarte si tenías un pariente en la revista. La madre de John Updike trabajaba y publicaba ahí con pseudónimo. Así fue como apareció Updike. La cosa ya era bastante sórdida.

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El New York Times tuvo una visión casi esquizofrénica de la novela atacándola un día en el Times Book Review y elogiándola al día siguiente en la edición diaria. James Stern se quejaba en el Book Review de que Salinger era un autor de relatos cortos y de que El guardián entre el centeno era demasiado largo: “Se hace monótono. Y debería haber dejado fuera mucho material sobre esos idiotas de la escuela. Me deprimen. En serio”.

gil.games@3.80.3.65

Twitter: @GilGamesX