Semejanzas y diferencias

Semejanzas y diferencias
Por:
  • larazon

Gil Gamés

Gil caminó sobre la duela de cedro blanco envuelto en la nube de un agobio. La lectora y el lector no están para saberlo, pero los rasgos psíquicos de Gamés se parecen de forma insólita a algunas de las apariencias psicológicas de Guzmán Loera (cuidado, los grandes comunicadores ya no le decimos El Chapo). Veamos: a Guzmán “se le atribuye alta capacidad de reacción con raciocinio”; muy bien, pues sepan ustedes que Gilga es famoso por las armas racionales con las cuales responde a situaciones difíciles y de entrevero. Gil pensó: hasta este punto, pan comido, nada pasa.

Gamés prosiguió leyendo la caracterología psíquica de este criminal elaborada por la Procuraduría y la cosa empezó a preocupar a todos los habitantes del amplísimo estudio. Oigan esto: “seductor, en apariencia espléndido y protector”. Aigoeei, si algo distingue a Gil es su capacidad para seducir a diestra y siniestra, anjá. Usted pone a Gamés en un salón multitudinario y sobresale por sus atributos para proteger y entregar de modo espléndido y al prójimo todo lo deseable, oh, sí.

Carlos Jiménez cubre todas las notas del mundo de la violencia, y más, para su periódico La Razón, y así resumió los dichos de los psicólogos de la procuraduría. El Chapo, perdón, Guzmán Loera, “tiene una necesidad de liderazgo y controla de manera adecuada su entorno”. Gamés se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: diantres, Gamés se distingue precisamente por controlar el amplísimo estudio y esta página del fondo generando (gerundio impostergable) un liderazgo en llamas. Fuera del amplísimo, los periodistas de fuste y fusta siguen atentos los dichos del autor de esta página del fondo. ¿Qué dijo Gil? ¿Qué esperamos para cerrar la edición?, preguntan los directores de los periódicos de circulación nacional. Y todos responden: una palabra, una luz de Gamés, mju.

Lean aquí: El Chapo, perdón, Guzmán Loera, “no es indulgente con sus detractores y no vacila en romper alianzas”. En este punto, Gamés preocupó a toda su familia. Se sabe que Gil no es indulgente y que las últimas alianzas las hizo añicos, todos saben que tuvo que intervenir Osorio Chong para evitar un desenlace atómico cuando quebró su alianza con los meseros de su restorán favorito. ¿Gil se parece a El Chapo, perdón, a Guzmán Loera? Ustedes dirán: ¿se enteraron del pleito entre Capriles y Maduro, quién creen que amarró las primeras navajas?

Esto no es todo y, si no le creen a Gilga, lean esto: “tiene tolerancia a la frustración, por lo que la venganza no es un hecho que ejecute con la inmediatez de una persona impulsiva, su respuesta es calculada, pero insistente, su visión es dañar al adversario utilizando sus debilidades para producir el mayor daño posible”. Uff. Gil no es del todo impulsivo, aunque todos recuerdan el día en que tardaron años en servirle un café y quemó la casa; además de esto, sí aprovecha las debilidades del adversario para hacer daño; de hecho, un día pateó hasta el hartazgo a un discapacitado con la punta de hierro de sus botas rancheras. Después de este reprobable acto, Gil sintió la luz del placer en su pecho oscuro.

Gamés repasó las semejanzas y diferencias que su fachada psíquica guarda con la de Joaquín Guzmán Loera. A Gamés sólo le faltan unos tres mil muertos en su foja criminal, pero de ahí en fuera, hay una terrible preocupación en la casa de usted por ciertos rasgos compartidos. Por lo demás, los rasgos psíquicos que los psicólogos de la procuraduría le atribuyen a Guzmán Loera no incluyen uno por lo cual este sujeto se distingue del resto de la población: El Chapo es ante todo un asesino desalmado.

La máxima de Brecht espetó dentro del ático: “El que no sabe es un imbécil, el que sabe y calla es un criminal”.

Gil s’en va

gil.games@3.80.3.65

Twitter: @GilGamesX