Sismo y crecimiento

Sismo y crecimiento
Por:
  • arturov-columnista

Un infortunio de la naturaleza de nueva cuenta golpea a México con los recientes sismos, provocando impactos realmente fuertes no sólo para los habitantes de las zonas afectadas, sino para todos los mexicanos. Las consecuencias económicas serán inmediatas y representan un golpe negativo sobre nuestra economía, con algunos elementos compensatorios. Evidentemente, lo más lamentable han sido las irreparables pérdidas humanas, las cuales, vale decir, serán imborrables de nuestra memoria colectiva.

En segundo lugar, prácticamente toda la población dentro de nuestras fronteras —y también en algunos casos fuera de ellas— ha padecido los efectos de la tragedia, ello ha generado reacciones y conductas que van desde las enormes —y por fortuna cotidianas y extendidas a lo largo de todo el país— muestras de solidaridad y apoyo a los damnificados, hasta modificaciones en algunos patrones de conducta y consumo de la población.

En tercer término están las pérdidas materiales y la paralización productiva de una parte del país, que se traducirá en un impacto negativo al crecimiento económico de este año.  Realizar una métrica de los daños materiales resulta en estos momentos muy complicada, tanto por el hecho de que aún no se terminan de evaluar los daños, como porque las conductas y patrones de consumo de los mexicanos no terminan todavía por recuperarse y restablecerse.

Consideremos en primer lugar, la paralización parcial de las actividades económicas durante los pasados ocho días. Ello afectará negativamente el crecimiento económico. Para ilustrar este punto, más que hacer una medición, hay que tomar en consideración que por ejemplo, el sismo del 19 de septiembre afectó entidades como la CDMX y municipios aledaños del estado de México, Morelos y Puebla, en conjunto representan el 28% del PIB nacional. Si estas entidades se paralizaran totalmente un día, la pérdida sobre la producción nacional en el tercer trimestre del año sería de 0.35%.

Aunque parece menor este impacto, no lo es. Insisto, hasta ahora es difícil saber la magnitud de la parálisis económica generada por los sismos. Desde mi particular punto de vista, la evaluación final sobre este aspecto quedará en una disminución del crecimiento, cercano pero por debajo del medio punto porcentual del PIB durante el tercer trimestre.

A la pérdida que se genera en el PIB, hay que añadir la pérdida por la destrucción de activos. Las pérdidas por destrucción de viviendas, escuelas, vías de comunicación, fábricas, etc. representan una disminución del patrimonio que no se contabiliza en el crecimiento del producto. Pero los recursos necesarios que se destinen para la reconstrucción, serán al parecer y por desventura, cuantiosos dada la enorme pérdida de activos. Este efecto de la reconstrucción que será positivo para el crecimiento, es difícil de cuantificar ahora, pero al parecer será suficiente para resarcir la pérdida derivada de la paralización de las actividades, y se dejará sentir con mayor fuerza al final del año y principios del siguiente.

Sin duda, un situación que en lo económico resulta complicada. Además de que a ello se suman los resultados poco alentadores del crecimiento económico de julio, que se reporta a través del Indicador Global de la Actividad Económica, cuyo crecimiento de 1.3% anual fue el más bajo desde hace más de un año. Incluso, respecto a junio la economía mexicana redujo su actividad en 0.7%. Desaceleración y el efecto de los sismos marcan un desempeño poco alentador en el tercer trimestre del año.