SNA, semanas clave

SNA, semanas clave
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Así como para legislar en materia de transparencia y rendición de cuentas el papel de ONG y ciudadanos fue fundamental, habrá que esperar una movilización similar en la discusión sobre la instrumentación legal del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

La semana que hoy inicia es clave. El Senado como Cámara de origen del SNA va a entrar en lo que podría ser la etapa final de discusión. No está todavía de acuerdo. Para algunos, faltan muchos detalles por definir; para otros, ya se puede pasar al pleno y para algunos más es mejor esperar hasta el siguiente periodo de sesiones para madurar el tema, escuchar otras voces y aclarar ideas.

El camino es desde donde se vea muy largo todavía, con aprobación o sin ella en el Senado antes del 30 de abril. Hay elementos favorables en fondo y forma, pero no se ha llegado a un acuerdo que permita esperar la aprobación pronta de las leyes. Lo más destacado es que existe pleno consenso entre todas las corrientes partidistas en que hay que cambiar las cosas. Como es de suponer, el problema está en la forma, y es aquí en donde todo se complica.

Una de las áreas más difíciles tiene que ver con la creación de las leyes mismas, pero todos sabemos bien que en donde las cosas tienen su verdadera prueba de fuego es en la práctica. Hemos hecho de la corrupción una forma de vida, elementos de la economía del país y de muchas familias se mueven alrededor de ella. Hay gente que vive en torno a este lacerante modelo; se han ido creando con la corrupción una forma de vivir, una forma de ser y una forma de actuar.

Pareciera que con la corrupción se resuelven los problemas de muchos. Hemos vivido al amparo del mundo colateral y lejos de las instituciones porque termina por ser más fácil y hasta redituable darle la vuelta a las cosas que enfrentar procesos que parecen estar diseñados para no conseguir por la buena lo que se busca o solicita.

Hemos pasado por alto los trámites para que a través de un tercero, con todo lo que implica, nos unamos a una larga cadena de corrupción de la cual somos parte y cómplices. Todo termina por estar diseñado y hecho para que vivamos en la corrupción sin mecanismos alternos particulares e institucionales que nos permitan alejarnos de ella.

El reto es mayúsculo. Por una parte, hay que crear leyes que tengan que ver con la realidad y que no dejen espacio alguno para que sean un pretexto para abrir las cloacas. Hay que trabajar a detalle en lo jurídico de manera firme y punible. De nada van a servir leyes blandengues que generen frustración social que nos dejen en lo que estamos y quizá, peor, por ser conscientes del tamaño del problema que tenemos y nuestra incapacidad e impotencia para resolverlo.

Por otra parte, está el gran reto de cambiar de mentalidad. Las leyes no nos van servir si no tenemos nueva actitud, si no somos capaces de estar conscientes del significado que tiene cambiar el estado de las cosas.

La corrupción es uno de nuestros grandes problemas estructurales. Nos impide formarnos en lo ético y lo moral, además de que cuesta altas cantidades de dinero que no resuelven nada porque en el fondo todo está carcomido. Lo que se mueve en la cotidianeidad es caro, pero lo que se mueve entre empresarios y gobiernos es carísimo; es lamentable y penoso porque han terminado por verrlo como algo “normal”.

No se puede dejar pasar la oportunidad. Es un momento coyuntural único. Es entrarle a la lucha contra la corrupción como nunca antes lo habíamos hecho. Tiene que ver con leyes y con una nueva actitud ciudadana; no se nos vaya a ir la oportunidad.

 RESQUICIOS. Así lo dijeron:

La contaminación no mata a personas sanas, sino que exacerba la situación de quienes viven con algún padecimiento respiratorio, como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica: Cofepris (no, pues sí).

solorzano52mx@yahoo.com.mx

Twitter: @JavierSolorzano