Solalinde*

Solalinde*
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Alejandro Solalinde supo que debía ser sacerdote cuando tenía 20 años, antes, nos cuenta, no había pasado por su mente serlo. No estaba en su radar de vida, es más, nos asegura que en esos años era medio “noviero”.

Es probable que a pesar de ser sacerdote siga teniendo sus seguidoras, las cuales por lo general hablan del tema en voz baja. Es un personaje entrañable que hace ruido por doquier. En algunos lugares es incómodo y bien a bien no saben qué hacer con él, lo que incluye al Vaticano.

En la visita del Papa a México, en febrero del 2016, tuvimos buenas conversaciones con personajes muy cercanos a Francisco sobre Alejandro. Les insistí en varias ocasiones sobre la importancia que tendría el Papa de conversar con él.

Solalinde podría platicar con el Papa sobre México, pocos como él tienen la temperatura del país desde la óptica de la gente, y en particular de los migrantes. La maraña en que desde hace tiempo está metida la Iglesia Católica mexicana hizo imposible el encuentro. Se sabe que son una olla de grillos y todos jugaron a tomarse la foto con Francisco, esto resultó para muchos prelados más importante que sentarse a dialogar.

Los migrantes del Sur. Solalinde, libro sobre la labor pastoral y social de Alejandro, escrito por él mismo y Ana Luz Minera, con prólogo de Carmen Aristegui, es un referente obligado sobre el tema migrante en el país de los últimos años.

Es un texto en el que a través de un personaje, el cual no sólo ha influido sino que también ha sido y es una espectador que ha estado en primera fila, se revisa desde sus entrañas la migración, tanto mexicana como centroamericana. Es, a decir de muchos, “la voz más poderosa” sobre la migración en México.

Alejandro Solalinde es un sacerdote guerrero que no baja la guardia. En la misma Iglesia ha ofrecido alternativas a las “tradiciones” a las que se ha opuesto desde que se ordenó como sacerdote.

Alejandro encontró en su camino a los migrantes y no se separó de ellos ni se va a separar. Con este fundamental tema para el mundo, y particularmente para nosotros, nos han aparecido especialistas por doquier. Algunos han sido de ocasión y otros lo han tomado como su vocación.

Más allá de ello, lo realmente destacado se ha dado en dos vertientes. Por un lado lo que se ha producido en medios de comunicación, películas, muy buenos reportajes, hasta las hoy muy socorridas series. Ha sido una de las claves para hacer visible lo que todavía en muchos casos es invisible.

Del otro lado están los migrantes y quienes están y van con ellos. Son quienes abren sus puertas solidariamente, quienes les dedican su vida con convicción, actuando y viviendo en función de ellos y sus familias.

Ellos y ellas son quienes llegan a donde están los riesgos, es donde están los polleros y la delincuencia organizada, en donde no se ve la mano, la acción ni la convicción de los gobiernos.

Muchos hechos han marcado la vida de Alejandro, como de manera solidaria y cercana lo explica Ana Luz Minera.

“Uno de los eventos que marcarían un antes y después en la vida del sacerdote fue el 14 de mayo del 2006. El ferrocarril conocido como La Bestia, que salió de Ixtepec, se descarriló cerca de Nizanda. El tren mutiló a un hombre y dejó cinco heridos quienes posteriormente perdieron alguna extremidad o fallecieron. Alejandro se cuestionó sobre el daño que les hacían a los migrantes las policías municipales y ministeriales y cómo se ponían de acuerdo para atacarlos”.

Para ello, en 2007 fundó Hermanos en el Camino, que en más de una ocasión han querido cerrar, ya sea la delincuencia organizada o uno que otro gobierno.

Los migrantes del Sur. Solalinde es la historia de un hombre que mucho ha hecho por sus prójimos y que mucho quiere seguir haciendo por el otro en un país que requiere cambios profundos “porque no puede seguir así”, como siempre nos lo recuerda Alejandro.

* Extractos del texto leído en el Palacio de Minería en la presentación de Los migrantes del Sur. Solalinde.