Y tampoco así pudieron los Verdes

Y tampoco así pudieron los Verdes
Por:
  • gerardo_garcia

Y es que en el fondo y en la forma el capricho no resulta. Las leyes no tendrían que sujetarse a la determinación personal de un poderoso. La práctica política que, al menos en este caso, no se guió por el berrinche.

Aunque la historia no termina.

Cuentan que fue determinante su advertencia. En un día en que la alianza política resultaba fundamental, la moneda de cambio era la aprobación en el último día de sesiones del Senado una reforma legislativa para prohibir la utilización de delfines en espectáculos fijos o itinerantes, acabar con los delfinarios, pues. Dicen que el dirigente formal del Partido Verde, el senador Carlos Puente, le canjeaba al poderoso senador priísta Emilio Gamboa su apoyo a dicha reforma para que los senadores del Verde apoyaran la aprobación de la Ley de Seguridad Interior.

Y pues contra la base por bola, pues parecía que no habría defensa.

Así, en el último momento, se trataba de aprobar esta reforma que se sustenta en buena manera, no en un interés genuino por el bienestar animal del Verde, sino en la determinación personal de Jorge Emilio Martínez, quien maneja el partido tras bambalinas y ha hecho de ésta, una cruzada personal. Así, pues, todos los senadores priistas fueron aleccionados que, en el momento que se propusiera la aprobación de la reforma, lo hicieran sin chistar.

Lo que no tuvo que suceder.

Y es que tras la larguísima polémica por la Ley de Seguridad Interior, y al llegar el momento en que se trataría esta reforma, un grupo de senadores de Acción Nacional, Partido del Trabajo, Morena y PRD se manifestaron en contra de esta reforma y se concitó un bloque de senadores que la rechazarían en la votación. Los senadores panistas Héctor Larios, Silvia Garza, Mariana Gómez; y las petistas Luz María Beristain y Lorena Cuéllar, presionaron para que el dictamen no se discutiera; Daniel Avila, del PAN, dijo que con esta prohibición se perderían muchos empleos. Una divergencia no consideraba que amenazaba con dinamitar otros acuerdos políticos, como la elección del fiscal electoral. Así que los coordinadores de las bancadas determinaron que el pleno del Senado devolviera a comisiones el dictamen con modificaciones de la Ley de Vida Silvestre.

En tribuna el senador Carlos Puente, lamentó la decisión y señaló: Somos sensibles, entendemos que no tuvieron tiempo para leerlo, para estudiarlo, para verlo y hoy dicen que requieren más tiempo. Vamos a más tiempo”.

Y pues la intentona por desaparecer los delfinarios, nomás no prosperó. Aunque eso no implica que no vaya a prosperar en el siguiente periodo de sesiones, pues en un albazo posterior a que se devolviera este dictamen a comisiones, los Verdes presionaron para que se aprobara la polémica Ley de Biodiversidad, que abrogaría la Ley General de Vida Silvestre, donde se encuentran las leyes referentes a la vida animal. Se aprobó y se turnó a la Cámara

de Diputados para que a partir del primero de febrero, cuando comience el periodo de sesiones, se dictamine.

El asunto, si bien se detuvo momentáneamente, está ahí.

Una reforma legislativa que busca acabar con una industria que genera miles de empleos en delfinarios en todo el país y que no se sustenta en la realidad. La semana anterior el periódico La Razón publicó un estupendo trabajo periodístico en el que se da cuenta que son más las mentiras que las realidades en este debate.