Tierra Blanca, los “sospechosos”

Tierra Blanca, los “sospechosos”
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Si nos atenemos a la versión que dio a conocer el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa, sobre el secuestro de los cinco jóvenes de Playa Vicente que pasaban por Tierra Blanca el 11 de enero de este año, estamos ante un patético capítulo más de un acto de violencia e impunidad de la delincuencia organizada, la cual se confirma que tiene el control pleno en diversas comunidades del país y particularmente sobre las policías.

La desaparición de los cinco jóvenes se une a 86 desaparecidos más en Veracruz. La impunidad es una forma de vida en el estado. Desde la óptica del poder político todo tiende a minimizarse y se hace ver como algo que le viene de fuera al estado y no como producto del desarrollo económico, político y social; a lo que se suman la brutal corrupción y la falta de controles en las instituciones de seguridad.

Después de más de 50 días la esperanza de que los cinco jóvenes estén vivos se ha ido diluyendo; nadie se atreve a decirlo en voz alta, pero entre algunos en Playa Vicente se dice en voz baja. Sin embargo, es un hecho que los padres y las madres tienen la esperanza y el derecho a tenerla y en la sociedad estamos obligados a acompañarlos.

Desde el inicio todo apuntó a la complicidad entre la policía y la delincuencia organizada. Hemos conversado desde los primeros días en que se denunció la desaparición de los cinco jóvenes con la madre de uno de ellos, la de Bernardo Benítez Arroniz.

Doña Columba ha pasado por todos los estados de ánimo imaginables pero no ha perdido la esperanza. Cuando el lunes por la noche las autoridades le informaron sobre los detalles que dio un policía respecto lo que según él pasó asegurando que los jóvenes fueron “torturados, asesinados, incinerados y arrojados a un río”, no cambió su actitud y no bajó la guardia.

Se sigue aferrando a la idea de que Bernardo puede estar vivo; “no lo tomamos como algo definitivo, para mi no lo es”. Nos dice convencida y con firmeza. Las preocupaciones no paran ni para doña Columba ni para los familiares de los cinco jóvenes desaparecidos. El temor que tienen ahora es que, cuando se conozca a detalle qué fue lo que sucedió, los delincuentes quieran tomar represalias.

Parte de la versión del policía no es compartida por doña Columba. No podían ir a exceso de velocidad, como dice el policía Edgar Ramón Reyes Hermida. “Eso no era posible, el coche iba lleno y en esa zona no se puede ir rápido porque está lleno de topes”, nos dice de manera contundente.

Los dichos del policía seguramente terminarán por ser cuestionados. Las familias manifiestan que hasta ahora han sido bien tratadas y bien informadas por las autoridades, las cuales han tenido cuidado en atenderlas; más vale que hayan aprendido algo de Iguala.

Sin embargo, en medio de la incredulidad la autoridad tiene la obligación de desarrollar una estrategia en que las dudas desaparezcan y para ello debe hablar con la verdad y demostrar con hechos fehacientes su versión. Los niveles de incredulidad en el país son dramáticos y graves.

La dinámica de lo sucedido en Tierra Blanca es similar a lo que pasó en Iguala. Policías que detienen jóvenes sólo porque se los pide la delincuencia organizada, ya que éstas los considera “sospechosos”; de qué nos preguntamos. Es urgente que el gobierno actúe, explique y consigne. De nuevo Veracruz, de nuevo las dudas, de nuevo la impunidad con los jóvenes en el centro de la muerte.

 RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer: * Existe un momento de malestar entre los votantes. Hace dos años una encuesta reportó que 80% de quienes acuden a las urnas cree que su sufragio no sirve. El 49% de los republicanos apoya a Trump. Los electores están cambiando sus lealtades, en México y EU hay una gran volatilidad. El voto latino puede estar dividido, entre Clinton y Obama expulsaron a dos millones de inmigrantes mexicanos: James Petras, sociólogo de EU.

solorzano52mx@yahoo.com.mx

Twitter: @JavierSolorzano