Tipo de Cambio: Razones

Tipo de Cambio: Razones
Por:
  • larazon

Arturo Vieyra

Si bien casi todos los analistas argumentan causas principales de la debilidad del peso frente al dólar se ubican en la esfera global, lo cual es cierto, pero en lo interno también podemos encontrar razones que apoyan una menor fortaleza de la paridad.

La variable económica más enfocada en estos días es sin duda el tipo de cambio, cuyo nivel en el mercado al mayoreo ha alcanzado ya 16.43 pesos por dólar. Durante este año, la paridad cambiaria frente al dólar ha mostrado una marcada debilidad, depreciándose casi 20% respecto a los niveles que tenía el año pasado, siendo la sexta moneda en el conjunto de los mercados emergentes que mayor depreciación ha mostrado, después de monedas como la de Rusia, Colombia y Brasil. Dos eventos globales relevantes son los que golpean la paridad peso-dólar:

El fuerte nerviosismo que acarrea el posible inicio del proceso de normalización de la política monetaria de EUA; de manera más sencilla, se refiera a la incertidumbre que genera no saber con exactitud cuándo la FED va a subir su tasa de interés de referencia. Para ello, tome en cuenta que si la tasa de interés sube en Estados Unidos, la diferencia con la tasa de interés de México es menor, y los inversionistas extranjeros tienen menos incentivos a invertir en México, lo que puede presionar así el tipo de cambio.

El segundo elemento podemos llamarlo “factor China”. La pérdida de dinamismo económico del tigre asiático y la devaluación del yuan han afectado prácticamente la totalidad de las monedas de mercados emergentes, y en especial, aquéllas economías vinculadas al comercio de commodities.

No cabe duda de que sobre ambos eventos internacionales recae la mayor responsabilidad de la debilidad del peso mexicano. Sin embargo, no debemos desestimar que en México existen elementos que propician una perspectiva de la economía menos favorable, y que en consecuencia, afectan el nivel de la paridad, y más aún, en estos tiempos de alta incertidumbre.

Concretamente, en primer término, eventos adversos asociados a la actividad petrolera mexicana han generado un deterioro de las perspectivas del sector energético. De manera específica, el hecho de que la caída de los precios internacionales del petróleo ha generado un fuerte deterioro en los términos de intercambio; a la vez que ha acotado los alcances de la reforma energética, al disminuir al menos en el corto plazo, las perspectivas de inversión en el sector. Finalmente, la drástica reducción de la producción de petróleo daña la perspectiva de las cuentas externas y de las finanzas públicas.

Por otro lado, y también refiriéndonos a los factores internos, podemos citar el deterioro en la perspectiva de crecimiento económico, y el hecho de que, frente a la gran incertidumbre financiera, los inversionistas no residentes podrían estar cubriendo sus posiciones en términos cambiarios.

Las preocupaciones sobre el tipo de cambio no son menores, pues a pesar de que la depreciación de la moneda constituye un impulso adicional al sector exportador, se han incrementado las probabilidades de que su impacto sobre el proceso de formación de precios se materialice llevando la inflación –que hasta ahora ha sido bien portada- a niveles mayores.

avieyra@banamex.com

Twitter: @ArturoVieyraF