Tortilla, más que un patrimonio cultural

Tortilla, más que un patrimonio cultural
Por:
  • larazon

Sinaloa. Ciclo productivo de maíz otoño/invierno. Afuera aguarda la que sería una cosecha récord de maíz, a levantarse entre mayo y julio. El termómetro desciende por debajo de los cero grados celcius. Los jóvenes maizales perecen o son irremediablemente dañados. 90% de la producción se ve afectada, 50%, una pérdida total. Se esfuma la promesa de 6.9 millones de toneladas a cosecharse en unos meses.

En estos momentos, vale la pena recordar que el maíz es el cultivo más importante del país con más de la mitad de la superficie sembrada. Este producto está presente en la elaboración de más de 4 mil productos, entre los que destacan la fructuosa, algunos aceites, los biocombustibles, el alimento de engorda para ganado y la tortilla.

Como todos sabemos, la tortilla forma parte de la dieta principal del mexicano promedio. Trasciende clases sociales, edades y sexos; y su consumo per cápita alcanza algo así como 325 gramos diarios. Fuente principal de calorías y proteínas para buena parte de los mexicanos -especialmente en las zonas rurales, donde se encuentra uno de cada cuatro mexicanos.

En un contexto donde justo en los albores de lo que para muchos podría ser una nueva crisis alimentaria a nivel internacional asociada a los altos precios de los alimentos (granos especialmente), precisamente los altos precios del maíz jugaron un papel determinante en la decisión de los productores nacionales de dedicar más hectáreas al cultivo de este grano -aquí una de las razones por las que se anticipaba una cosecha récord.

Curiosamente, la expectativa de dicha cosecha récord era hasta hace poco uno de los principales argumentos por los que hasta ahora considerábamos limitados los riesgos inflacionarios locales derivados de los altos precios de los alimentos a nivel internacional.

Ahora, la potencial escasez de maíz impone riesgos importantes al alza en el precio de la tortilla, que a su vez derivan por lo menos en dos consecuencias indeseables: 1) el riesgo de un repunte en la inflación; y 2) el impacto adverso en la canasta de alimentos de las familias mexicanas, especialmente en las clases de menores ingresos. En este último caso, destacamos que la tortilla es un bien cuyo consumo es muy inelástico, es decir la cantidad demandada es relativamente poco sensible al precio (al ser un alimento básico). El problema real es que al gastar más dinero por kilogramo de tortilla, las familias sacrifican el consumo de otros bienes o servicios, en especial aquellas familias que destinan la mayoría de sus ingresos al consumo de alimentos (los más pobres). De aquí la principal razón por la que fácilmente la tortilla sobrepasa la importancia económica y se circunscribe en la política.

 Precisamente de la importancia descrita, derivamos la baja probabilidad de que las pérdidas en el norte del país se traduzcan en un alza sustantiva en el precio de la tortilla. Para muestra, basta recordar el programa de apoyo a la tortilla emprendido por el gobierno a principios del 2007, cuando la mezcla de altos precios internacionales del maíz en conjunto con bajos inventarios locales y bajas cosechas, amenazaban con incrementar los precios de las tortillas. Aquel plan implicó la participación “solamente” de: Diconsa, agentes comerciales, industriales del nixtamal, cámara del maíz, supermercados, empresas panificadoras, empresarios tortilleros agrupados, cupos de importación, Procuraduría federal del Consumidor y Procuraduría General de la República.

En esta ocasión consideramos que estamos a punto de observar medidas igualmente importantes para contener el precio de la tortilla, en coordinación con la Secretaría de Economía y Agricultura. Por lo pronto, está por iniciarse un programa de resiembras con carácter de emergencia cuyo objetivo es recuperar el ciclo otoño/invierno y garantizar el abasto para consumo humano, lo que podría fructificar en 300 mil hectáreas de maíz. Probablemente no será el único esfuerzo que veamos. Por lo anterior, en la Dirección de Estudios Económicos de Banamex optamos por reiterar nuestro pronóstico de inflación al cierre del año, 4.9 por ciento.

jvirgenroj@banamex.com