Trump y su montaña rusa

Trump y su montaña rusa
Por:
  • mauriciof-columnista

Algunos se preguntan si a 80 días del 6 de noviembre la contienda por la presidencia de Estados Unidos ya terminó, debido a los tropiezos de Donald Trump y al deterioro que ha sufrido su popularidad, apenas iniciadas las campañas.

Por ejemplo, el analista político Stuart Rothenberg escribió en The Washington Post: “En tres meses, con la elección presidencial de 2016 en el espejo retrovisor, veremos hacia atrás y estaremos de acuerdo en que la elección presidencial se acabó el 9 de agosto.”

¿Qué ha pasado en los primeros días de este mes para que surja tal predicción? Entre otras cosas, que 54 senadores republicanos declararon que no votarán por Trump, en tanto que 50 exfuncionarios relevantes de las áreas de seguridad nacional y política exterior suscribieron una carta en la que califican al candidato republicano de ignorante e incompetente.

Según ellos, Trump sería “el presidente más peligroso de la historia estadounidense” y pondría en riesgo la seguridad nacional y el bienestar del país. “No conoce la Constitución, las leyes y las instituciones de la nación, incluidas la tolerancia religiosa, la libertad de prensa y la independencia del sistema judicial”, afirmaron.

Aun cuando el golpe va directo a la línea de flotación, nadie como Trump ha dinamitado sus propios logros como candidato.

Sobresale su insinuación de que los defensores de la libertad de portar armas son quienes pueden detener a Hillary Clinton, lo que alarmó a políticos y a votantes en general al ser interpretado como una convocatoria a agredir a la candidata demócrata.

Una encuesta de la cadena NBC da a Clinton 51 por ciento de la intención de voto y 41 a Trump, la mayor ventaja que haya detectado esa cadena desde que empezó a medir las preferencias en esta elección.

Sin embargo, 80 días son muchos para pensar que la fotografía actual permanecerá invariable, más aún tratándose de Trump, quien con ascensos y descensos vertiginosos ha demostrado viajar en montaña rusa, a tal grado que en un año pasó de precandidato inviable a popular candidato, y llegó a colocarse tan cerca de su adversaria que varias encuestas declaraban empate técnico.

En la historia del mundo ha habido muchos candidatos que son sus principales enemigos. La diferencia entre el triunfo y la derrota no ha sido su mesura ni que hayan modificado sus mensajes, sino si el electorado decide seguirlos a pesar su evidente desatino.

Al parecer los estadounidenses están percatándose de lo poco confiable que resulta un candidato que descalifica a quienes no lo siguen, divide a la población, agrede a las minorías y se presenta como el salvador de una nación.

Cuando los electores han creído a estos candidatos, han pagado las consecuencias. Cuando no, la historia ha quedado en anécdota.

Quienes desdeñaron a Trump como aspirante pueden volver a equivocarse al desecharlo como candidato. Los electores, especialmente los latinos, deben seguir denunciando las contradicciones, la retórica violenta y la promesa fácil.

Sólo así se asegurarán de impedir que un persecutor con delirio de salvador pueda, en efecto, llegar a presidente de Estados Unidos.

Twitter: @mfarahg

Secretario general de la Cámara de Diputados y especialista

en derechos humanos.