Última llamada para el euro

Última llamada para el euro
Por:
  • larazon

Montserrat Salomón.

Grecia fue incapaz de formar un gobierno estable en las pasadas elecciones y ha llamado a repetir los comicios. Este escenario no sólo muestra el complejo entramado social que se vive al interior del país, sino que amenaza con fuertes repercusiones a nivel europeo.

La crisis en Grecia está llegando a sus más altos niveles y amenaza con ser la grieta que inicie el derrumbe del euro. La división política del país los está llevando al límite de la gobernabilidad cumpliendo, así, con las peores predicciones que culminan con su salida del euro. Así lo vaticina Paul Krugman —premio Nobel de Economía— quien piensa que para finales del siguiente mes la bandera de la Unión podría perder la primera de sus estrellas.

La importancia del colapso griego no para ahí. Para Krugman, la salida de Grecia precipitaría más problemas con los países con altos niveles de deuda, en especial España e Italia. El pánico podría recorrer los sistemas financieros de estos países obligando a sus gobiernos a cerrar la banca para impedir la huida de capital.

Para España, esta situación sería un clavo más para el ataúd. Entre la inestabilidad social causada por los recortes, el aniversario del movimiento de los indignados, la mala prensa que le provoca la Casa Real y los reveses de Repsol en su pleito con el gobierno argentino; una mayor inestabilidad en su ya sufrida banca sería letal y los dejaría de rodillas ante Bruselas.

España es el foco de la atención —Grecia es ya un caso perdido— para los países miembros: la escalada en sus primas de riesgo y la crisis de su banca la hacen la principal sospechosa del siguiente rescate económico.

El ministro de Economía español no se cansa de decir que ellos han hecho lo que tienen en las manos, pero que es momento de que los países miembros trabajen solidariamente para resolver la crisis. Con recortes en el ámbito laboral, reformas fiscales y el saneamiento de la banca, España ha tensado el hilo de la estabilidad social hasta un límite precario. En este momento pide ayuda para evitar que la inestabilidad en Grecia genere una baja en el mercado que precipite su situación.

España habla de plazos de pago y medidas para reactivar el crecimiento haciendo eco de los discursos de Hollande en la espera de que Alemania flexibilice las políticas de austeridad. Lamentablemente, cuando falta el dinero los factores que dividen suelen pesar más que los que nos unen.

En los siguientes meses veremos si el sueño de la Unión Europea sobrevive a la crisis de las identidades.

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