Un 26 de septiembre

Un 26 de septiembre
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Llevamos 4 años llenos de dudas y sobre todo de indignación. La desaparición de 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Iguala, es una dolorosa asignatura pendiente para el país.

El proceso de investigación del caso ha estado cargado de luces y sombras. El gobierno se fue enredando desde el primer momento. Lo que de  suyo era un brutal caso, el cual se pudo resolver con cierta rapidez, se les fue yendo de las manos. En los primeros días tenían casi el total de los elementos a su alcance.

La desaparición de los estudiantes fue pasando a los terrenos en que todo se ponía en entredicho, a pesar de que diferentes elementos de la investigación oficial merecen ser considerados. No fue casual, el gobierno en muchas ocasiones provocó dudas por su acciones las cuales por más que se esmeraran en explicar o justificar ya no tenían efecto alguno.

Cuando al final de la larga conferencia de prensa que ofreció el entonces procurador Jesús Murillo, expresó que después de todo lo que había mostrado y todas las preguntas que le habían hecho llevaba a lo que llamó “verdad histórica”, de alguna manera sentenció el caso.

Esto se interpretó como que todo estaba concluido. Pudo significar que los estudiantes habían sido llevados en camionetas a Cocula en donde fueron quemados y arrojados en bolsas al río. Nadie reparó en el sentido que tiene “verdad histórica”. Fue una especie de fin de la investigación, junto con el muy desafortunado “ya me cansé” del procurador, aunque efectivamente hubiera estado cansado.

A partir de esa conferencia todo se enrareció. Por una parte el gobierno fue torpe y poco sensible, lo que incluye al Presidente, y por otro lado empezaron a crecer los intereses externos.

Desde fuera muchos se sumaron a una causa que fueron construyendo. Penosamente algunos se han dedicado a lucrar con una tragedia que ha enlutado  y marcado al país.

Es probable que buena parte de la investigación del gobierno pueda estar en línea con lo que pasó. Sin embargo, el gobierno no entró en terrenos que debió abordar y que han sido, entre otros, asuntos muy sensibles para los padres de los estudiantes.

Entres otras cosas, hay preguntas referentes a lo que eventualmente hizo o no el Ejército; lo que sabía o dejó pasar quien entonces era el gobernador de Guerrero Ángel Aguirre; la gran cantidad de personas detenidas sin sentencias, muchas de ellas ahora denuncian haber sido torturadas para declarar; la muy controvertida e incómoda explicación del tiempo que puede llevar un cadáver quedar en cenizas.

Hay muchas preguntas que por más que intenten responder ya no hay manera de creerles. Se ha creado una versión  que ya no hay forma de cambiar. El gobierno es visto como responsable y en el camino por delante está colocado el Presidente, quien terminó siendo visto como nunca quiso que se le recordara.

También hay preguntas incómodas. Algunas de ellas tienen que ver con la propia normal y sobre el director de la escuela el cual no fue llamado a declarar y sobre el papel que jugaban en la normal quienes llevaron a los estudiantes a la novatada.

El cambio de gobierno debiera ser la posibilidad de recuperar la oportunidad perdida, no va a ser nada fácil porque los escenarios han sido trastocados y hay muchos enfrentamientos.

Es el momento de hacer una revisión de lo que se ha hecho, insistimos, hay muchos elementos en la muy fustigada investigación oficial para ser considerados, se trata de hacer justicia no de inventarla.

El gobierno actual ya se llevó en su negro historial la desaparición de los normalistas, ya está en la narrativa colectiva.

Todo indica que se lo que ha dado a conocer se acerca a lo que pasó. Fue no sólo lamentable, a todos nos ha dejado una huella que no se va a borrar, conozcamos a detalle lo que pasó o no.

RESQUICIOS.

Dolores Padierna puso un alto a quienes sin conocer el Canal del Congreso piden, desde el pulpito, que desaparezca… le digo…