Un mal gobernante

Un mal gobernante
Por:
  • Valeria-Martija

Cubrir la nota internacional, en estos días, se ha vuelto más exigente, tanto por la cantidad de acontecimientos como por la inverosimilitud de los mismos. Frente a nuestros ojos, los de los hijos de la revolución de Silicon Valley han aparecido prácticas políticas medievales en high definition: el absurdo político llevado a su máxima expresión.

En todos los continentes hay protagonistas del autoritarismo que frente a nuestros ojos han contradicho, groseramente, las libertades y los derechos de los ciudadanos.

Aquí, una breve estampa de tres actores políticos por cuyas venas corre la sangre del totalitarismo político; tres personajes cuyas acciones roban la vida a sus conciudadanos: succionadores de existencias humanas que nutren su ambición de poder a costa nuestra.

Desde noviembre pasado, en la Feria Internacional del Libro, varios asistentes se mostraron preocupados por la posibilidad del triunfo electoral de Donald Trump. Esto sería una mala noticia para los estadounidenses, los migrantes, pero, que nadie lo dude, también para el mundo. ¿Por qué? Porque la visión del universo de Trump es incompatible con los pilares de la civilización occidental del siglo XX y XXI; Trump desprecia la tolerancia, la inclusión, la mirada igualitaria. Se burla de los discapacitados e instrumentaliza a las mujeres.

Infortunadamente, no es el único que se aleja de los valores de nuestros días. En Latinoamérica, Nicolás Maduro se ha encargado de desoír todo lo que no le haya dicho “un pajarito”: sólo escucha las voces de sus delirios. Y sus caprichos han dañado a una generación de venezolanos que han visto pasar muchos de sus días hundidos en la desazón de un gobierno autoritario.

En Turquía, el dictador Erdogan ha encontrado, en el reciente “golpe de Estado”, el pretexto perfecto para endurecer las prácticas constantes de derechos humanos y que, desde hace años, Shalil Setty —Presidente de Amnistía Internacional—venía denunciando.

Trump, Maduro y Erdogan lastiman, deconstruyen y restan a la historia de la humanidad.

A pesar de las malas noticias —atentados terroristas, violaciones a derechos humanos, autoritarismos, candidaturas obscenas—, no podemos perder de vista los liderazgos positivos que no se rinden y que siguen construyendo un mundo más humano. En los últimos días ha sido refrescante escuchar las voces de Michelle Obama y de Hillary Clinton, quienes con la perspectiva femenina ofrecen soluciones —a veces mejores; otras, no tanto— pero dan salidas al laberinto de insensateces de los totalitarios.

Cada día que un ciudadano vive debajo del absurdo político es un día que le ha robado su gobierno; el riesgo de un mal gobernante es que la generación que inicia su vida adulta pierde la oportunidad de construir su vida, de hacer su existencia. No debemos permitirlo, menos México. Es momento de analizar los perfiles de los posibles candidatos.

valeria.lopez@anahuac.mx

Twitter:@ValHumanrighter