Una decisión de todos

Una decisión de todos
Por:
  • arturov-columnista

A escasos días de la elección presidencial, a la par de los problemas estructurales, el entorno económico y social de nuestro país en sus ámbitos externo e interno se recrudece, cobran mayor fuerza las visiones retrógradas y aislacionistas que se oponen a la visión de un mundo globalizado y abierto. Posiciones bilaterales con temas nacionalistas y populistas cobran mayor vigor. En lo interno, la violencia parece no ceder terreno y se mantiene como el principal tema de preocupación.

Si bien, y por fortuna, las negociaciones sobre el TLCAN no han desembocado en una destrucción del acuerdo comercial, tampoco hay visos de una solución inmediata; por el contrario, cobran mayor relevancia las medidas proteccionistas a través de aranceles impuestos por la administración del presidente Trump a México y a todo el mundo.

Las campañas de los candidatos presidenciales prácticamente han dado todo lo que podrían haber otorgado al electorado. Se han abordado prácticamente todos los ámbitos de la vida nacional. Los candidatos han presentado –o al menos lo intentaron- un diagnóstico y propuestas de solución a los grandes problemas de la nación, como la inseguridad, el combate a la corrupción, la estabilidad macroeconómica, el fortalecimiento de las reformas estructurales, el combate a la pobreza y el logro de un mejor y más sustentable bienestar para la población.

Sin embargo, las propuestas de las distintas opciones políticas, en aras de conquistar al electorado, no dejaron de estar acompañadas, en muchos casos, de los lugares comunes, de frases vacías y sin sustento, promesas cortoplacistas y luchas y ataques intestinos, que más que abonar a una visión de un mejor país en el mediano y largo plazos, sólo confunden al electorado y enlodaron la verdadera discusión en torno a qué país queremos.

La evaluación de las opciones políticas presentadas requiere una disección de todo esto, a fin de que el electorado pueda tener claras las opciones. Prácticamente todas las opciones políticas reconocen la crítica y abundante problemática de la economía y sociedad mexicanas y dan distintas soluciones y propuestas. Qué país queremos dependerá del proyecto ganador. En este sentido, es un deber de altísima prioridad ejercer el voto. No es posible quedar al margen de actual proceso de cambio.

Estamos en un nuevo mundo. Enfrentarlo requiere de un diagnóstico completo y adecuado. En estos tiempos, lo importante radica en saber cuál es nuestra estrategia que abarque todos los ámbitos de nuestra vida económica y social para insertarnos en esta vorágine internacional.  Obviamente, la solución no es fácil ni de corto plazo, pero ubicar y reconocer la problemática es fundamental.  Aquí es donde el electorado debe elegir, ante la complejidad del entorno, las respuestas claras y precisas a los problemas nacionales. Las cartas están sobre la mesa; los mexicanos decidiremos libremente qué futuro deseamos.