Veracruz: la inseguridad a todo lo que da

En la portada de ayer de La Razón se publicaron las más recientes estadísticas del semáforo delictivo que nos muestran que en tres estados de la república, el homicidio ha incrementado hasta en 100 por ciento, y gran parte de esas muertes está relacionada con el crimen organizado. Hablemos de Veracruz. En todo 2016, hubo 405 asesinatos. En los primeros seis meses de este 2017, son ya 709 las personas que han muerto en manos de organizaciones criminales.

La situación no es nueva, basta con recordar cómo en el 2011, 23 cadáveres de hombres y de 12 mujeres fueron abandonados en los principales pasos a desnivel de Boca del Río, a unos metros de uno de los centros comerciales más importantes del puerto.

O cómo a finales del 2016 se encontraron 75 fosas clandestinas en las que se cree pudieran estar enterradas más de 200 víctimas del crimen organizado.

En ése entonces los delitos de más alto impacto, como homicidio, desaparición forzada, secuestro y feminicidios empezaron a ir a la alza.

Pero la historia viene de más atrás, durante el sexenio de Fidel Herrera se dispararon las cifras de extorsiones a negocios y asesinatos.

En el 2011, en la administración de Duarte, se reportaron terribles enfrentamientos en la entidad entre células del crimen organizado por el control del negocio.

Veracruz desde hace años se ha convertido en un foco rojo que ya venía caminando desde el gobierno de Fidel Herrera; el puerto de la entidad se convirtió en su sexenio en zona estratégica para los Cárteles del Golfo y los Zetas.

El punto de referencia sobre el incremento de violencia con Herrera es la formación de un cuerpo de mando del crimen organizado, llamado La Compañía, constituida por integrantes del Cártel del Golfo y su entonces brazo armado, los Zetas.

Todo esto es verdad. La violencia en Veracruz y la presencia del crimen organizado llevan años. También es cierto que Javier Duarte y sus allegados desviaron millones de pesos.

Pero con el cambio de gobierno la violencia no ha disminuido, prácticamente se ha duplicado.

Apenas el fin de semana, una balacera en un bar de Córdova provocó la muerte de tres personas y dos heridos.

El pasado 24 de junio fueron ejecutados por un comando tres policías federales, entre ellos el coordinador estatal de la PF en Veracruz, Juan Camilo Castagne Velasco.

El 22 de mayo, en Xalapa, otra balacera deja como saldo cuatro muertos y 13 heridos en un antro denominado “gay”. Según versiones de la prensa, tres sujetos entraron al lugar y sin aviso comenzaron a disparar contra los presentes.

El 15 marzo fue dado a conocer el hallazgo de una fosa común que contenía más de 250 cráneos humanos, probablemente de víctimas de los cárteles del narcotráfico, admitió en ese momento Jorge Winckler, fiscal general del estado.

Por sólo mencionar algunos casos.

Hace unos días, al comparecer ante la comisión permanente de Seguridad del Congreso local, el secretario de Seguridad Pública Estatal, Jaime Téllez Marié culpó a los exgobernadores Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa de los altos índices delictivos que se tienen aún en la entidad, a casi ocho meses de la nueva administración, de extracción panista.

Téllez incluso especificó que los Herrera y Duarte pactaron con los criminales para dejarlos operar impunemente: “Narcotráfico, cobro de piso y secuestro estuvieron tolerados, originando que los cuerpos policíacos fueran terriblemente contaminados al grado de que algunos elementos actuaron por orden directa de los jefes de plaza de dicho cártel realizando detenciones de sus rivales”.

Duarte merece, pagar por lo que hizo, y debe aclarar a dónde fueron a parar tantos millones de pesos.

Hacer frente a sus omisiones y que se le siga un juicio serio. Pero ése no puede continuar siendo el discurso del actual gobernador.

Miguel Ángel Yunes se tiene que enfocar en la seguridad de su estado, ésa es su especialidad y además su obligación. No en buscar culpables, que de eso se encargue y con todo rigor la justicia.

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