Y decían que EPN pactaría con el narco

Y decían que EPN pactaría con el narco
Por:
  • larazon

Pablo Hiriart

Lo más importante en la captura del Chapo Guzmán es que se demostró algo que ya estaba en duda: nadie puede contra la fuerza del Estado.

Por más poderoso que sea el enemigo de la sociedad, no tiene la capacidad para burlar eternamente a la justicia ni desafiar a las instituciones.

Fue un golpe de autoridad, en el sentido correcto. Hay Estado.

Desde luego ésta no es una buena noticia para todos, porque hay un sector minoritario muy molesto porque el gobierno —este gobierno— haya capturado al narcotraficante más buscado del mundo.

Era cosa de escuchar a Carmen Aristegui, expresión radiofónica del lopezobradorismo, para entender que se intentó echar a andar la mentira de que el capturado no era El Chapo.

Y en las redes sociales el lopezobradorismo trabajó para minimizar el hecho, hacer burlas y desvirtuar ese enorme éxito del Estado mexicano.

Sólo confirman, en la radio y en las redes, que quieren que a México le vaya mal, para que a su líder le vaya bien. No tienen de otra.

Vamos a los hechos del sábado. Con la captura de Guzmán Loera se echaron abajo mitos construidos con perversidad.

¿No que si ganaba Peña Nieto iba a pactar con los narcos?

Ha sucedido exactamente lo contrario. Se han combatido a todos los cárteles por igual y los resultados están a la vista.

La utilización de inteligencia, más que el empleo de las armas, dio con el paradero de Joaquín Guzmán. Por eso fue posible su captura sin disparar un solo tiro.

A diferencia de otras capturas, en las que murió gente inocente, en esta ocasión se esperó el momento oportuno para que no hubiera derramamiento de sangre.

Fue notable la institucionalidad de los que participaron en el seguimiento y captura del Chapo.

Ninguna corporación en particular se colgó la medalla al cuello, pues se trató de un trabajo coordinado entre el Ejército, la Marina, la Policía Federal y el Cisen.

No hubo rebatinga por el trofeo. Hay jefe.

El anuncio hecho por el Procurador Murillo fue sobrio, y sólo se dio hasta que al Chapo se le practicaron las pruebas que ratificaron su identidad al cien por ciento.

Las agencias estadounidenses presionaron para que el gobierno mexicano diera a conocer de inmediato la captura. Hubo filtraciones para forzar un rápido comunicado de las autoridades mexicanas.

No se cedió: cuando lo detuvieron se le tomaron las huellas digitales, y eran las suyas. Faltaba la prueba de sangre, y sólo hasta que esa prueba dio positivo se hizo el anuncio oficial.

El trabajo más difícil en materia de seguridad, el gobierno lo hizo bien.

Ahora falta todo lo demás: seguridad personal y patrimonial para los mexicanos.

Para ese reto, hay Estado. No estamos a la deriva.

phl@3.80.3.65

Twitter: @PabloHiriart