#YoSoyIbero2

#YoSoyIbero2
Por:
  • rodolfoh-columnista

Pues a diferencia de López Obrador, el candidato del Frente, Ricardo Anaya, se presentó en la Ibero, mi alma mater, sin miedo alguno y con ganas de convencer a los estudiantes de su proyecto. Lo hizo ante cientos de ellos y, a juzgar por los aplausos constantes que recibió, me parece que alcanzó el objetivo. Al finalizar también lo comprobaron las arengas repetidas por los alumnos, que a coro le gritaron el ya famoso: ¡pre-si-dente!, ¡pre-si-dente!

El respeto con el que se condujo el alumnado es digno de reconocimiento; situación que no desmereció en lo absoluto la fuerza de los cuestionamientos. Por supuesto que el trato recibido fue bien correspondido por Anaya, quien respondió con claridad, pasión y dedicación a cada uno de los universitarios.

Desafortunadamente, la Ibero optó por darle la conducción del evento a Jorge Ramos, un periodista de lo más incongruente y sin ninguna capacidad para el análisis político. Es un crítico férreo de Nicolás Maduro, porque su mujer es venezolana, pero a la vez es un entusiasta aplaudidor del social-populismo de Morena (quizás porque vive cómodamente en Miami).

Cuestionó hasta la aburrición al panista sobre si éste era o no antisistema; una pregunta infantil e irrelevante. ¿Antisistema? ¡¿qué es eso?! Habría que explicarle al periodista que aquí los antisistema son los maestros de la CNTE, que estrangulan a la ciudad y no quieren ser evaluados.

Con planteamientos dignos de un jovencito con la secundaria trunca, también cuestionó a Anaya porque trabajó con Calderón como subsecretario de Turismo y que éste no hubiera criticado en su momento las muertes en ese sexenio (y en éste). Por lo que también habría que informarle al famoso lector de noticias, que son los narcos los que provocan esa violencia. Pero fiel a su extraña ideología, no tuvo condena alguna para los criminales, pero sí para el Ejército mexicano.

Llegó incluso al grado de cuestionar las posiciones de Anaya a favor de las reformas de Peña, con lo que quedó evidenciada su enorme ignorancia sobre los procesos legislativos y la labor política. Pero volviendo al candidato, éste se manejó con buenos planteamientos en materia de comercio internacional, economía, empleo, política exterior, seguridad, educación, desigualdad, pobreza y combate a la corrupción.

Al panista le fue bien y a la universidad, también. Lo que sí me decepcionó enormemente fue cuando Anaya, a pregunta expresa, dijo enfáticamente que él pensaba que los 43 de Ayotzinapa seguían vivos. ¡Una verdadera infamia insultante e inaceptable!, porque es verle la cara al país entero y, sobre todo, a los padres de esos jóvenes. Con eso se prestó a darle cuerda a la leyenda esparcida por López Obrador y sus huestes (Jorge Ramos incluido).

Pero en conclusión, Anaya demostró que puede dialogar con estudiantes y con todos en general; mientras que López Obrador solamente quiere ser escuchado cuando  pontifica a sus fieles seguidores.  En la Ibero no se ganan ni se pierden elecciones, pero sin duda es un gran foro para cualquier demócrata.