“Al escribir, mi única pretensión es emocionar”

“Al escribir, mi única pretensión es emocionar”
Por:
  • carlos_olivares_baro

La ganadora del Villaurrutia 2009 por Muerte en la rúa Augusta entrega La Invención de un diario: novela disimulada como diario en que el ensayo, la prosa poética, la crónica, la cita, el apunte íntimo, y los intertextos rompen con los géneros literarios.

Doce meses de presencia de una narradora que dialoga con referencias: Kafka, Wittgenstein, Bernandino de Sahagún, Pound, Cabeza de Vaca, Anne Carson, David Markson (La amante de Wittgenstein), el asombroso personaje P., un joven poeta, ‘la hija del hijo’ y un gato arropado en colores subrepticios, entre otras obsesiones: penumbras que se transparentan desde el afanoso ascenso/progresión de una escritura que se sostiene en sinuosas cadencias de raigambre mozartiana (jubilosa/triste) y bachiana (voraz ostinato).

Almanaque de aventuradas promiscuidades: ¿autoficción enmarcada en gestos cotidianos?: la acechanza protagoniza cada revelación. El tiempo se define, se cobija, en quebraduras y perplejidades. “Es un diario inventado que intenta ser ‘novela’: la narradora en primera persona escribe una suerte de híbrido, el cual tiene algo de mí. Dos lecturas fueron concluyentes en su concepción: La amante de Wittgenstein, de Markson, y La historia general de las cosas de la Nueva España, de De Sahagún: dos libros que funcionan como referencia y también como alucinación”, precisó en entrevista con La Razón, la autora de El libro de las explicaciones (2012), Premio Narrativa Antonin Artaud.

¿Texto que apunta a una subversión que arremete en contra de los géneros convencionales? Prefiero llamarle rebelión: en mis libros siempre he apostado por no encasillarme ni como poeta ni como narradora ni como ensayista: apelo a las posibilidades que me brindan esas tres variantes. Pienso en este libro como un despeñadero voluntario de propuestas en que la poesía, la prosa y el diario se invierten, se trastruecan: conversan entre sí, se niegan y se rehacen a la vez.

¿Memoria y conciencia de una narradora en los límites? Lo que le pasa a la narradora no es premeditado. Hay un asunto aquí, al final del libro, que tiene que ver con la conciencia y la memoria, estoy de acuerdo. El lector tendrá que dilucidar el rol de cada personaje y de cada cita/referencia. En apuntes de los últimos días, la narradora espera ‘un instructivo para soñar correctamente’. Las anotaciones de diciembre son concluyentes.

¿La anarquía, esa quebradiza voz interior de la narradora, el desconcierto de los personajes, las dudas del poeta joven hacen alusión al México actual? No tengo intención de metaforizar a mi país, no me atrevería a elaborar dictamen alguno de la situación de México, ni mucho menos. La lectura que hace la narradora de Fray Bernardino de Sahagún, me parece una mención en que quizás estén por ahí referencias actuales. En mayo aparece esta inscripción: “Un naufragio esconde otro naufragio”, me parece oportuna y acertada esa anotación.

¿Cómo concibe usted el acto de escribir? Como un ejercicio íntimo que tiene el objetivo de emocionar a los otros. Trato de que cada libro mío sea distinto en su estructura. Me siento muy cómoda en la prosa por eso la exploto en mis textos, aun cuando sean de ‘versos’. Reitero, mi única pretensión es emocionar.

La invención de un diario es también una declaración de amor por la lectura...Sí, lo es. A mí la lectura me ha sacado de muchos dilemas y atolladeros. Leer es una curación de alcances infinitos.