Día de Muertos

¿Cuándo comenzamos a reír con la muerte? Así nacieron las calaveritas literarias

Las conocemos y año con año disfrutamos de la creatividad de sus creadores, pero ¿realmente sabemos cuál es el origen de las calaveritas literarias? Aquí te lo contamos

Descubre de dónde surgieron las clásicas calaveritas literarias
Descubre de dónde surgieron las clásicas calaveritas literariasFoto: Pxfuel
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"Una muerte con mucha vida", de esta manera se describe el primer rastro de las mofas con la emperatriz de los sepulcros y vengadora de los agravios, tal y como el franciscano Joaquín Bolaños describió a quien hoy llamamos, con gracia “La Flaca”, en su obra de 1792, ‘La portentosa vida de la muerte’, considerada por muchos como el primer antecedente de las calaveritas literarias.

A través de 40 capítulos, Bolaños personificó a la muerte como un ser que camina entre los vivos y da cuenta de su nacimiento, su familia, su bautizo y más hechos trágicos de la historia, para después comenzar a actuar sobre los seres humanos.

Para su época, la obra desató más críticas que reconocimientos; fue calificada de muy mal gusto, a pesar de las amplias advertencias que el autor hizo: “Nos portamos esta vez como se porta el médico con su enfermo, que le dora las píldoras para que, aun siendo tan desabridas, las tome con menos repugnancia. Desabrida es la muerte más para que no te sea tan amarga su memoria, te la presento disfrazada con un retazo de chiste…”

De la risa a las críticas: ¿Cuáles fueron las primeras calaveritas literarias?

Las primeras señales de las calaveritas literarias aparecieron hasta el siglo XIX, donde éstas comenzaron a ser utilizadas para criticar a la clase alta y la vida política, razón de más para que los textos fueran censurados.

Fue durante la Revolución Mexicana cuando la tradición de burlarse de los demás a gusto de la muerte, se convirtió en una práctica común que muchos aprovecharon para criticar a la élite una vez más.

Las calaveritas se mantienen como un “arma” contra el desdén político y social, pero también para celebrar la vida de quienes ya no están, a través de los versos que rescatan sus vicios, gustos, dichas y más recuerdos que dejan a los que se quedan para llorarles y escribirles.

Así que:
Si de protestar se trata,
o de “revivir” al difunto,
piensa en quien te maltrata,
para no darle tu indulto.

JV & EASZ