"Defensa de Tierra Adentro"

"Defensa de Tierra Adentro"
Por:
  • carlos_velazquez

Es oficial: la versión impresa de Tierra Adentro desaparecerá. Y el Fondo Editorial también. Del Programa Cultural sólo sobrevivirán (y conectados a un respirador artificial) la edición de los libros ganadores de los premios que convoca la revista y una versión digital. Una noticia triste. No sólo por lo que implica, sino porque en el ámbito intelectual y cultural de México no se han pronunciado al respecto. Nadie ha cuestionado esta decisión. Ni se ha molestado en indagar quién fue el responsable de dicha disposición.

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No es ningún secreto que la revista perdió el impacto del que gozó en décadas pasadas. Tuvo que luchar contra un enemigo implacable (que finalmente la venció en cierto sentido): la distribución. Su venta se limitaba exclusivamente a la cadena de librerías Educal. En algún momento se podía conseguir en Sanborns, pero incluso entonces pesaba sobre ella un sesgo de publicación especializada. Y la pregunta no es de qué sirve tener

una revista que no se lee. Sino de qué sirve tener una publicación que no se distribuye. Porque Tierra Adentro todavía se lee. Me consta. No puedo hablar en términos de índice de lectura, me parece ridículo. Pero en el número de septiembre pasado publicaron una entrevista mía con Sergio González Rodríguez y recibí bastante retroalimentación.

Durante mucho tiempo (y estoy seguro que todavía), Tierra Adentro era considerada una estación obligatoria para emprender una carrera literaria en este país. En épocas en las que era impensable que un escritor joven debutara (con sus debidas excepciones) en una editorial comercial, Tierra Adentro se convirtió para muchos en un reto personal. Incluso se han dado casos de autores que han conseguido una carrera más sólida siendo publicados en Tierra Adentro que otros que han sido fichados por transnacionales. En el presente el Fondo Editorial Tierra Adentro (FETA) significa una meta para muchos jóvenes escritores que son conscientes de la historia del Programa. De los autores, entonces desconocidos, que aparecieron con él, y ahora son referentes.

Sería injusto afirmar que Conaculta se desentendió de Tierra Adentro. Le dieron su modernizada. Bastante afortunada. Redujeron el número de páginas y abarataron el costo a veinte pesos el ejemplar. Pero el daño ya estaba hecho. Y la generación de los nacidos en los noventas ya casi no tuvo noticias de ella. Refundida como estaba en las librerías del Estado. Lo que sí es completamente incomprensible es por qué la Secretaría de Cultura jamás hizo un esfuerzo por colocarla en la calle. De los 47.7 millones de dólares destinados a la promoción de Cirque du Soleil hubieran podido trasladar algo a la distribución de la revista. O de los libros, que desde hace casi cuarenta años del Programa entraron a Gandhi. Cuarenta años.

En un país como México, donde parece que el sistema está diseñado para joder a los ciudadanos, hay que reconocer cuando el Estado hace bien una cosa. Y con Tierra Adentro se hizo un excelente trabajo. El papel del Estado es proveer un servicio. Independientemente de si en los últimos años la popularidad de la revista decreció o no, estaba ahí para quien deseara acercarse. Hoy no está. Y creo que es nuestro deber solicitar que se revoque esta sentencia. Sobre el Programa pesan acusaciones de toda índole, como también sucede en las editoriales comerciales. Pero no por eso se tiene que tomar una medida tan drástica al respecto. Pensemos esto. Qué va a ocurrir con las nuevas generaciones de autores que no quepan en las editoriales comerciales. Quién va a publicar los títulos que sacaba Tierra Adentro. Por el bien de nuestra literatura no podemos dejar todo en manos de las transnacionales.

En un momento en el que los reclamos a la Secretaría de Cultura están a la orden del día, nadie se ha molestado por meter las manos al fuego por Tierra Adentro. Son los intereses personales, los berrinches, las exclusiones, lo que permea las “discusiones” entre nuestra intelligentsia. El Estado cada vez embarga más productos culturales. ¿Vamos a permitir que también desaparezca

Tierra Adentro? Ojalá la defendiéramos con la misma rabia que empleamos para denunciar que no se nos incluyó en tal o cual antología. Qué momento más penosamente triste viven ciertos intelectuales y escritores de México.

Vamos a desaparecer nuestra cantera. Y nadie protesta. Así como se firmó una carta exigiendo que el Hay Festival se sacara de Xalapa, se debería firmar una petición exigiendo que Tierra Adentro no desaparezca. C