El museo arqueológico de Estambul

El museo arqueológico de Estambul
Por:
  • miguel_angel_munoz

“Todo lo que voy a decir lo han contado todos ya;

Todos han  recorrido ya el jardín del saber”

Ferdusi, Libro de los Reyes

 

Estambul. Turquía. Y el tiempo se detuvo, sublime, inerte o quedo atrapado para siempre un espacio determinado. Como los versos del poeta árabe  Kalid Jemal que en Capadocia escribió sus mejores versos, o como ese instante maravilloso que Gengis Khan  prepara su invasión a Occidente… Es reconstruir las historias del islam en los libros de  Ibn Hisham, Ibn Saad, Tabari… Eso es descubrir el Museo  Arqueológico  de Estambul en Turquía. Consta de  un complejo de tres edificios: Museo de obras del Oriente Antiguo, el Museo del Kiosco de Azulejos y el Museo  de Arqueológico de Estambul.  Su colección  es impresionante, cuenta con más de un millón de obras llevadas desde las tierras de varios imperios, que pertenecen a distintas culturas y civilizaciones. Entre 1887 y 1889, no se tenía un especio definido en Estambul, para albergar  una colección de piezas como los sarcófagos de Tabnit y de Alejandro Magno, que fueron hallados en las excavaciones de la Necrópolis del Rey Sidon, cuyo descubrimiento  se considera el más importante de la época.  Fue bajo la dirección de Osmar Hamdi Bey, pintor, museólogo y arqueólogo  que se fundó el Museo Arqueológico  con el nombre de Muze –i Humayun (Museo del Imperio) en 1891. El pabellón central fue diseñado por Alexander Vallaury, famoso arquitecto de la época.

[gallery order="DESC" columns="1" size="large" td_select_gallery_slide="slide" ids="eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxOFwvMDVcL011c2VvLUVzdGFtYnVsLTIuanBnIiwidGl0bGUiOiJNdXNlbyBFc3RhbWJ1bCAyIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxOFwvMDVcL011c2VvLUVzdGFtYnVsLTMuanBnIiwidGl0bGUiOiJNdXNlbyBFc3RhbWJ1bCAzIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxOFwvMDVcL011c2VvLUVzdGFtYnVsLTQtMS5qcGciLCJ0aXRsZSI6Ik11c2VvIEVzdGFtYnVsIDQiLCJjYXB0aW9uIjoiIiwiYWx0IjoiIiwiZGVzY3JpcHRpb24iOiIifQ==,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxOFwvMDVcL011c2VvLUVzdGFtYnVsLTUtMS5qcGciLCJ0aXRsZSI6Ik11c2VvIEVzdGFtYnVsIDUgKDEpIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0="]

Ya entre 1903 y 1907,  se construyen  otros dos edificios, para formar el cuerpo principal del museo. En el edificio principal, las obras en las salas de exhibición siguen un orden cronológico a partir del centro antiguo.  De entre esas obras se hallan los sarcófagos de las Plañideras, de Alejandro Magno, del Saltrapa, de Tabnit, que son hallazgos de los yacimientos de la necrópolis del Rey Sidon. Las estatuas de Branchid del camino sagrado de Didyma- Miletos, desde la época  arcaica hasta finales de la época romana, esculturas de kurós y koré (hombre y chica joven), la estatua  del león pertenece  al mausoleo de Halcarnaso; la cabeza de Afrodita del Altar de Zeus Bergama, el retrato de Aleejandro Magno, las obras de escultura de la época del imperio romano encontradas en distintas del mediterráneo.  Fenicios, griegos, romanos, genoveses, venecianos, judíos, armenios y turcos, se han establecido aquí en algún momento. SE dice que bajo Estambul hay todavía 42 capas profundas  de asentamientos humanos del yacimiento de Troya. El emperador Constantino la hizo capital de su imperio  en el Siglo IV, y se le llamó la Ciudad Eterna de Alá.

El Kiosco – maravilloso- es el único ejemplo  en Estambul de la arquitectura civil de los  otomanos bajo  influencia seléucida- en los archivos sobre la época de Fatih Sultan Mehmed el conquistador (1451-1481), se cuenta que fue construido dentro de las murallas del Palacio  de Topkapi,  en 1472. En 1880, el edificio sirvió de museo del imperio para la exhibición de ñas obras arqueológicas e islámicas. En 1939, se adjuntó al gran  palacio Topkapi y las obras fueron distribuidas a varios museos de Turquía. En este espacio maravilloso se pueden ver obras de cerámica y azulejos otomanos de una belleza deslumbrante.  En fin, estos tres espacio son  una invitación al sueño: descubrir, imaginar y sentir el cruce de culturas: cristianos, griegos, árabes… Un viaje como decía Jorge Luis Borges que parece no tener fin, como los relatos de  Las mil y una noches…