El otro Kapuscinski

El otro Kapuscinski
Por:
  • larazon

Por Adriana Bernal

El 23 de enero de 2007, a los 74 años de edad, murió Ryszard Kapuscinski, uno de los periodistas más importantes del siglo XX, constantemente “candidateado” al Premio Nobel de Literatura. Casi de manera inmediata, sus detractores encontraron en el “espionaje” y la “ficción” dos aristas oportunas para desacreditar, con la pluma y sin más pruebas que supuestos los artículos comenzaron a reproducirse en Estados Unidos y Europa. Pronto, también, se calmaron las aguas y se contrarrestó el escándalo con homenajes, re-ediciones, ciclos de conferencias y exposiciones fotográficas. Las discrepancias quedarían para la historia y los historiadores. Para los investigadores y “otros periodistas” que sí contarían “la verdad”. El tiempo se cumplió esta semana, a tres años y días de su fallecimiento, cuando su viuda, Alicja Kapuscinska, solicitó a un tribunal civil de Varsovia que impidiera la distribución de Kapuscinski non-fiction del también periodista polaco, Artur Domoslawski quien sorprendido por la solicitud, declaró a diversos medios polacos que “quizá lo que le preocupa a Alicja es el pasaje relacionado con la posible colaboración de Kapuscinski con los servici os secretos comunistas”. ¿Es realmente esa la razón? ¿Es una ficción más sobre las supuestas ficciones de la obra de Kapuscinski?

Si el caso fuese, “confirmar” su labor como espía mientras era corresponsal de la Agencia de Prensa Polaca (PAP) no sería son una re-invención, quizá el adorno (eso que tanto le critican sus detractores) y el cual fue, hace tres años difundido por el Washington Post (a través de su revista on line “Slate”) y donde el periodista Jack Shafer daba cuenta no sólo de esto, sino que llamaba al autor de La guerra del fútbol y otros reportajes (Anagrama,1992) un fabulista más cercano al realismo mágico que al periodismo.

Es ésa y no otra, al parecer, la discusión de fondo. ¿Dónde termina el color de una nota y comienza la ficción? ¿Hasta dónde una crónica se transforma en reportaje? Kapuscinski mismo tiene una respuesta aproximada en su libro Los cínicos no sirven para este oficio (Anagrama, 2002): “Empecé a escribir como poeta. (…) Terminé la escuela a los 18 años y al otro día comencé a trabajar como periodista. Desde el primer momento descubrí lo fascinante que es esta profesión. Acabábamos de salir de la SGM, Europa estaba destruida, muchos refugiados vagaban de un país a otro, entre la pobreza y las ruinas. Puede parecer patético, pero fue entonces cuando se desarrolló en mí la pasión por describir nuestra pobre existencia humana”.

Ahí, en la línea donde se entrecruzan la descripción y la información, surge, tanto en el periodista como el escritor la historia que ha de contar, aquella que marcará diferencia y la cual permitirá al lector acercarse a diversas realidades.

La contrapregunta ante la revolución mediática, eficaz en la publicidad y la mercadotecnia pero que poco aporta al desarrollo del periodismo contemporáneo es ¿Hasta dónde percibimos la ficción cotidiana? ¿Cuál es la ficción de la realidad? ¿Cuánta realidad hay en esta biografía? ¿Cuánta ficción? ¿Cuánto adorno o encono en una biografía? Kapuscinski non-fiction.

¿Kapuscinski no-fiction?, quizá sea momento de recordar el escándalo Gunter Grass cuando antes de publicar Pelando la Cebolla (Alfaguara, 2007), declaró que había escrito un pasaje para todos desconocido: había formado parte de las Waffen SS y, ahí mismo, reconocía que aquello no había tenido perdón. Entre el escándalo y la indignación por el mismo, el libro se vendió como pan caliente, porque como si fuese una guerra, hay quien decide cubrirla por un flanco o por otro. La realidad, sin embargo, no toma partido, se expone, y es el periodista, el buen periodista quien se compromete a describirla a otros desde el único lugar que puede: su punto de vista. Pregunto: ¿En unos años, estaremos discutiendo un escándalo semejante en torno a Jon Lee Anderson, ya que muchos lo consideran el sucesor del también autor de Ébano?

Un escándalo no es sino un juego entre ficciones y ficcionarios. Habrá que esperar. Esperar a los críticos, a los lectores que lo tendrán a mano o a quienes se vean seducidos por “saber qué dice Artur” y adquieran el libro vía comercio electrónico (la traducción al castellano no tiene fecha probable de salida ni editorial confirmada para su distribución), aunque como diría Salman Rushide: “un Kapuscinski vale más que mil escritorzuelos llorones y fatuos. Su excepcional combinación de periodismo y arte nos permite sentirnos demasiado cerca de lo que el propio Kapuscinski denomina la inexpresable imagen de la guerra”.

  Kapuscinski non-fiction. La discusión de fondo pregunta dónde termina el color de una nota y dónde comienza la ficción ¿Hasta dónde una crónica se transforma en reportaje? Kapuscinski mismo tiene una respuesta aproximada en su libro Los cínicos no sirven para este oficio (Anagrama, 2002)

Kapuscinski Non Fiction

cubre la vida del genial periodista polaco desde su nacimiento en Pinsk, 4 de marzo de 1932, hasta su muerte en Varsovia el 23 de marzo de 2007. Sale a la venta en Polonia el 1 de marzo. Diversas editoriales en español pelean los derechos para traducirlo. Sin embargo, Anagrama, el sello que publica la obra del fallecido autor, ya dijo que no le interesa. Por ahora se puede comprar a través del portal de Internet Amazon, sólo en idioma inglés.

agp