En defensa de José Juan Tablada

En defensa de José Juan Tablada
Por:
  • larazon

En el verano de 1914, en medio del derrumbe del gobierno del general Victoriano Huerta, José Juan Tablada salió intempestivamente del país. Sin más recursos que su ingenio logró sobrevivir en Estados Unidos, hasta que empezó a trabajar para el gobierno de Venustiano Carranza. ¿Cómo se habilitó política y laboralmente al feroz anti maderista y decidido huertista que fue Tablada?

En enero de 1916, Evangelina Sierra solicita a Carranza una amnistía política para Tablada, con quien casó en 1903. A finales del mismo 1916, Juan T. Burns extiende una carta de presentación para Tablada ante el propio Carranza, destacando el trabajo de propaganda del poeta en Las Novedades. Además de sugerentes, ambos documentos abren nuevas preguntas sobre la vida de Tablada que más adelante será preciso responder. —Nota y transcripción de Antonio Saborit.

Carta de Evangelina Sierra

de Tablada a Venustiano Carranza

México Enero 23 1916

Señor General Don

Venustiano Carranza

Jefe Supremo del Ejército Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo.

Querétaro

Señor de todos mis respetos y alta consideración.

Señor: me permito distraer la atención de U por unos minutos, si U tiene la bondad de enterarse del contenido de esta carta: Soy la esposa de José Juan Tablada. Mi marido, hace año y medio, purga en el destierro una aberración, una torpeza, una céguedad: el haber pertenecido al nefando gobierno de Huerta...

Conozco demasiado la severa rectitud de U y tambien conózco sus nobles y generosos sentimientos[.] Así he preferido dirigirme sin conducto de tercera persona ni de consejo alguno, á la alta personalidad de U. que es el único que puede dár un fallo a mi petición, como absoluto mandatario[.]

Señor, con motivo de la amnistía que concedió aquí, hace unos meses, el Sr. General Don Pablo González muchas personas se acogieron á ella y hoy gozan en la calle y en su hogar de plenas garantías. Conociendo este bondadoso decreto, mi marido por conducto del Doctor [Alfredo] Caturegli, actuál Cónsul de México en Nueva-York, h zo su solicitud de amnistía enviándola luego para México, sin que ni él ni el señor Cónsul hayan obtenido ninguna respuesta hasta hoy.

Mi marido —como siento recordar á U— ocupó un lugar en el llamado Congreso de Huerta y fue director del periódico Oficial.

Como U es justiciero ¿no cree U señor que si el Lic. José M. López Portillo y Rojas y el Lic. Francisco M. de Olaguíbel hasta un “Juan Banderas” hayan obtenido su amnistía mi marido no pueda disfrutar de ella?

Yo aseguro á U señor que mi marido está arrepentido (por convicción) una y mil veces, de haber servido al falso gobierno de Huerta mi más convencido que él, de su fatal equívoco, así como convencido también, del triunfo y de la gloria que U, enarbola en alto, en la sagrada enseña de la legalidad y la justicia!

Yo, sin conocimiento de mi marido, me he tomado la libertad de dirigirme a U para obtener su amnistía, si el criterio sano y noble de U así lo dispone.

Mi marido no entorpecerá la labor del Gobierno de U. El no ocupará ningún puesto público y se dedicará á la reconstrucción de su hogar, saqueado horriblemente por los infames zapatistas y a trabajar en sus negocios particulares.

Mi marido ha tenido errores, como muchos los tienen pero nunca, ha traicionado.

Si favorable lo que de U espero, podrá volver mi marido a la Patria y á su hogar; si por el contrario en atenta contestación que de U espero no es favorable ¿tendré Señor que ir á ocupar en el destierro yo, mi puesto al lado de mi madrido?

Soy de U atentamente segura servidora

Evangelina Sierra de Tablada

[A lápiz: “2a de Pachuca”.]

Casa de U.: Edificio “La Condesa” B-8. Colonia Roma. DF. México

Carso: XXI. 66.7292.1