FRONTERA

FRONTERA
Por:
  • larazon

Ilustración Francisco Lagos La Razón

La unión era lógica, compartíamos intereses comerciales y nuestro vínculo se fortalecía con cada año que pasaba, por la frontera cruzaban más de 30 millones de personas al año, trabajábamos en un lado, vivíamos en el otro, comprábamos indistintamente y con esa cercanía terminamos hablando el mismo idioma, una mezcla entre inglés y español, con nuestros propios modismos y modulación.

Mientras Estados Unidos cerraba la frontera a la migración ilegal desde México, en nuestra región no teníamos necesidad de hacerlo, es más, si por nosotros fuera, quitaríamos la engorrosa caseta y dejaríamos que “Calibaja” fuera una región con todas las ventajas y sin ninguna de las desventajas.

La frontera dividía lo que se estaba construyendo, aunque cada día se desdibujaba un poco más. Cooperábamos en vigilancia conjunta y en desarrollo económico, los crímenes en el lado mexicano prácticamente desaparecieron y al ser prácticamente la misma región, nuestros policías tenían autoridad tanto en un lado como en el otro, y todos estábamos de acuerdo... Todos, menos nuestros gobiernos nacionales.

Arizona, Nuevo México y Texas se quejaron de la laxitud en el control de inmigrantes, México se quejó de la intervención de autoridades estadounidenses, violando su soberanía. Explicamos una y otra vez, les mostramos gráficas de abatimiento de pobreza, de inseguridad, les enseñamos el crecimiento económico, el desarrollo académico y sustentados con el 95% de firmas de ambos lados de la frontera pedimos que nos permitieran seguir con nuestros planes a 20 años... fue inútil, iba en contra de los intereses de un grupo de empresarios de la NRA, de congresistas de ambas naciones, de cárteles del crimen organizado que compraban indistintamente las consciencias de unos y otros, pues les estábamos acabando el caldo de cultivo en donde hacían sus negocios.

La NRA presionaba y al no ver resultados, empezó un agresiva campaña que terminó en que las armas a todo lo largo de la frontera, resultaron ser las más baratas del orbe y el miedo a que los inmigrantes les “robaran” los empleos de los nacidos en EU, logró que cada good american people tuviera un arma larga en las manos y un inmigrante en la mira. En un abrir y cerrar de ojos, “Calibaja” se convirtió en el último refugio y mareas constantes de inmigrantes perseguidos y de estadounidenses que habían dado cobijo, trabajo o algún tipo de auxilio humano a alguno de ellos.

El mundo tenía los ojos puestos en nosotros, no por la diferencia de opiniones con los dos países sino porque nuestra economía estaba creciendo al 12% anual, casi tres veces más que las economías de México y EU... Ojalá no hubiera sido así.

Estados Unidos mandó a la Guardia Nacional a cerrar la frontera entre Tijuana y San Diego y nos rebelamos, las dos ciudades estaban en perfecta sincronía, ya éramos una sola ciudad. El enfrentamiento terminó en sangre y mientras Texas y Arizona acusaban a los mexicanos y pedían una invasión en toda regla, California se mantenía en silencio sin condenar pero sin apoyar lo que no orilló a emitir nuestra declaratoria de independencia y crear el “Estado libre y soberano de Calibaja”.

México no protestó mucho hasta que la península de Yucatán se independizó también y como no podían permitir perder al principal productor de petróleo y a la zona turística más importante de América Latina apoyaron la demanda de Estados Unidos a cambio de su apoyo para retomar Yucatán. El trato era simple. Baja California sería de EU. después de eliminar la resistencia y ellos apoyarían a la reconquista y posterior pacificación de Yucatán.

Han pasado dos años ya, la península de Yucatán es nuevamente parte de México, pero Estados Unidos tiene una base permanente en la Isla del Carmen, junto con dos portaaviones y cuatro buques de guerra y miles de efectivos cuidando sus intereses en la riqueza energética de la zona.

Nosotros resistimos aún, el muro se alza sobre mi cabeza más de tres metros, rematando en líneas de alta tensión, la fila avanza lento pero ya estoy cerca de llegar por mi ración diaria, del otro lado de nuestra frontera escucho a la guardia civil de los texanos y arizonianos apostando en un “rodeo” improvisado, en el que hacen correr a un pobre compatriota mientras disparan sus revólveres a sus pies. Al principio creímos que era suerte el que la mayoría de los estadounidenses no aprobara una acción militar directa sobre nosotros, en un acto de humanidad contra hermanos estadounidenses que se habían dejado mal influenciar por los pérfidos mexicanos, al fin y al cabo, sólo estábamos errados según ellos pero, los otros estados tenían ciudadanos dispuestos a defender su frontera. Lo que pasó en la península de Yucatán fue diferente, ahí no había “hermanos estadounidenses”, así que solo duró semana y media la masacre indiscriminada hasta la rendición... Suerte...

Llego al final de la fila y recibo medio cuenco de sopa aguada... Suerte hubiera sido que nos mataran de una vez y no que hacinados como estamos, nos aíslen hasta morir de hambre, mientras se dan golpes de pecho por lo humanitarios que son por no ejercer actos de violencia...

Ya no crecemos al 12 por ciento, ya sólo crecemos en número de muertos. No dejan que nos rindamos, no les interesa, somos un ejemplo para toda la Unión Americana, para México y América Latina, para Rusia, Europa, África y en especial, para el Medio Oriente.

Nosotros, que obviamos una frontera para en igualdad y equidad crecer, ahora perecemos lentamente tras una frontera de metal y líneas de alta tensión, que nos crearon una cárcel enorme donde encerraron no sólo en cuerpo sino en mente, y si alguien trata de huir... bueno, escucharemos un nuevo rodeo tras el muro de la frontera.