Garro, escritora del feminismo intuitivo, no del panfletario

Garro, escritora del feminismo intuitivo, no del panfletario
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  • la_razon_online

En sus cuentos, obras de teatro y novelas Elena Garro analiza las relaciones desiguales: entre pobres y ricos, entre indígenas y citadinos, entre hombres y mujeres... Este 2016 se conmemoraron 100 años del nacimiento de quien es, según los expertos, la segunda escritora más importante del país después de Sor Juana; sin embargo, el machismo y la imposibilidad expresar ideas diferentes a las de la mayoría la colocaron durante mucho tiempo en las sombras de la literatura mexicana.

“A la obra le Garro le sigue pesando la visión negativa que se tenía sobre su persona, a veces he tenido la impresión de que muchos de los reconocimientos que se le hacen tienen un pequeño dejo de condescendencia, como si dijeran que a pesar de sus defectos es una buena escritora”, comentó el escritor Geney Beltrán Félix en entrevista con La Razón.

Su relación con Octavio Paz —con quien casó en 1937 y divorció en 1959—, sus ideas políticas que no se alineaban a la estructura tradicional del intelectual mexicano y su pugna por los derechos de los desfavorecidos, la expulsaron del medio intelectual y su obra se marcó como la de una

mujer despechada.

“Muchas obras publicadas en los 80 y los 90 por ella fueron interpretadas como la manifestación de un desahogo, de un berrinche, de un ajuste de cuentas en contra de Octavio Paz, eso ha reducido su lectura, ha impedido que se le considere más desde la perspectiva literaria, pero lo que su obra manifiesta en términos de visión crítica del machismo, de la insubordinación, de las injusticias en la sociedad mexicana sigue siendo muy vigente, sobre todo la violencia contra las mujeres”, explicó Beltrán Félix.

Elena Garro no era una feminista, no simpatizaba con la izquierda, criticaba el comunismo y se alejó del movimiento estudiantil del 68 porque los integrantes se negaron a integrar a su pliego petitorio la demanda de tierra para los campesinos, creía que esa posición

era muy burguesa.

“Ella es una autora de imaginación, en su teatro y en su narrativa es una fabuladora, una contadora de historias, el hecho de negara ser feminista, no impide que podamos ver en su obra un enfoque muy crítico en aspectos que ha estudiado esa teoría, creo que eso los hace más poderosos y expresivos porque parten de una intuición y de una observación

de la realidad”, destacó.

El escritor que presentó Elena Garro. Antología, en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara comentó que uno de los señalamientos que se le hicieron a la autora de La culpa es de los tlaxcaltecas era que se repetía en sus temáticas, porque abordaba temas como la relación de pareja.

En ese sentido, Beltrán feliz comentó: “textos de los 80 y 90 como Testimonios sobre Mariana, Recuento de personajes, Traje rojo para un duelo o Mi hermanita Magdalena abordan desde muy distintas soluciones técnicas y con enfoques diferentes el tema de las relaciones de pareja, sólo desde un propósito muy mezquino podríamos concluir que Elena Garro se repetía, lo que ocurre es que cuando una escritora mujer aborda una temática incómoda para las estructuras patriarcales, se buscan excusas y prejuicios para descalificar eso como si tratara de una persona emocionalmente desequilibrada, y el retrato que hace de una sociedad mexicana de mitad del siglo XX pasa al segundo término, esta fue una de las estrategias que se pudieron en marcha para rebajarle la

importancia literaria”.

Aunque Los recuerdos del porvenir es la única obra trascendió el prejuicio, ser calificada como precursora del realismo mágico “es poner esta novela en una condición inferior o subsidiaria a priori frente a Cien años de soledad o esa corriente. El libro no es una obra cuya importancia radique en abrirle el camino a otras es una obra de primer orden, no sólo por el poderío verbal que despliega Elena Garro, sino también porque su enfoque de lo fantástico no puede ser equiparable de una manera directa con ese calificativo que le ha impedido tener una proyección internacional que se merece. Como si su importancia sólo fuera local, nacional o intrahispánica”.

Finalmente. el autor comentó que es necesaria la revalorización del legado de Garro y que eso “nos obliga a un ejercicio de desbiografización de su obra, es momento de que la asumamos como una autora clásica de la literatura mexicana, y que la leamos directamente en sus textos no que tengamos que analizarla a partir de sus relaciones como Octavio Paz, Bioy Casares o la política del 68”.