Hegel y yo...

Hegel y yo...
Por:
  • alejandro_de_la_garza

No satisfecho con denominar a su columna como el magnífico relato de José Revueltas, el arácnido recurre con cinismo a otro cuento moridor del querido Pepe para titular esta entrega. En espera de las críticas procedentes, el escorpión se parapeta en su hendidura en el muro cual maestro oaxaqueño en bloqueo de la CNTE. Pero este Hegel no es el antinatural enano de piernas amputadas decidido a asesinar al Revueltas preso en el reclusorio, sino el filósofo Jorge Guillermo Federico Hegel.

Todo porque el rastrero no acaba de digerir esa visión del desarrollo y el avance de la humanidad a partir de la teoría de las contradicciones en proceso de resolución: el clásico hegeliano de “tesis-antítesis-síntesis” al venenoso le resulta insustentable. “El mundo es conocido en la medida en que es asimilado por la razón, por tanto llegará el momento en el cual el mundo será plenamente asimilado por el hombre”, dice el alemán. ¿Y entonces? ¿El absoluto, la perfección, el logro mayúsculo de una humanidad mejorada, en paz, sabia y lograda? Esta afirmación metafísica al escorpión le resulta fantástica. Quienes la aprovecharon falazmente fueron los marxistas, al aplicarla al desarrollo del Estado: la tesis capitalista será contradicha por la revolución y la dictadura del proletariado, y de ahí la síntesis llevará a la desaparición del Estado y la felicidad última y socialista.

No son la depresión, la incertidumbre ni el padecer urbano al cual nos sometemos con estoicismo repitiéndonos de manera absurda “la vida es esto” y “aquí nos tocó vivir”. Tampoco la inexistencia de un porvenir (nada está por venir), sino las declaraciones demagógicas de políticos y funcionarios las generadoras de irritación, desconfianza y rechazo hegeliano en el rastrero. Cuando se llenan la boca con llamados a pensar en el futuro de nuestros hijos y nos exigen sacrificio para heredarles una sociedad y un país dignos, el venenoso espesa el destilado de su aguijón y piensa: este legislador ya resolvió la vida de las siguientes tres generaciones de su familia... Para aligerar la bilis, cita mejor a Monsiváis: “Quienes no tenemos hijos, debemos preservar el futuro de nuestros nietos”.

Revueltas y Hegel, la filosofía del

no-futuro y los políticos mexicanos son mucho para esta columna, por ello, de vuelta a su bloqueo magisterial en el acceso a su nido, el escorpión llama a sus lectores a “falosofar”, como cantaría su compadre Jaime López.