Homenajean al escritor de los poemas visuales

Homenajean al escritor de los poemas visuales
Por:
  • carlos_olivares_baro

El Café-Bar Las Hormigas de la Casa del Poeta de la colonia Roma acogió ayer a un nutrido grupo de amigos, familiares, editores, poetas y lectores para recordar a Raúl Renán (Yucatán, 1928 – Ciudad de México, 2017), “el juglar de la bondad, quien tenía la capacidad de la ternura en cada uno de sus gestos”, al decir de Silvia Tomasa Rivera.

El poeta Daniel Téllez moderó cuatro sesiones de lecturas de estrofas del autor de Viajero en sí mismo. Subieron al estrado muchos de los alumnos del escritor originario de Mérida, quienes propiciaron un eco de “las otras palabras del techo, la mesa, el piso, la lámpara, las paredes…”: Raúl Renán multiplicado, extendido sobre el velo de la anochecida.

Lucía Rivadeneira, José Luis Martínez, Claudia Hernández de Valle-Arizpe, Julio Ramírez, Armando González Torres, Armando Oviedo, Mariana Bernández, Armando Alanís, Mónica González y Silvia Tomasa Rivera, entre otros juglares, evocaron al hombre que dedicó buena parte de su vida a la coordinación de talleres literarios por todo México.

“Renán sigue aquí, todavía no me creo lo de la muerte. Fue mi maestro, si algo aprendí de este oficio de escribir versos, confieso que se lo debo a él. Era paciente, respetuoso y tenía el don de escuchar a los otros”, comentó la ensayista y poeta Mariana Bernárdez.

Todos insistieron en ese secreto generoso, delicado, sereno y blando que poesía el autor De las queridas cosas con la gente. Imposible pensar en Renán y no pensar en la blancura, en la transparencia, en una sonrisa dispuesta a la entrega.

“Lo sigo pensando en el territorio de la dulzura”, manifestó Lucía Rivadeneira.

Raúl Renán estaba convencido de que “una línea curva y flexible circunda como a un mundo la vida humana” y se entregó con plenitud a entendernos, a decirnos que la realidad es un dibujo de Dios: “un lienzo que encierra un milagro”.

“Ahora que escucho todas las cosas que aquí han dicho de mi papá, reafirmo en mis adentros la grandeza del padre que tengo. Él siempre se conformó con entregas mínimas, nunca reclamo nada. Siempre estaba dispuesto a dar”,

confesó emocionada Constanza Renán, presente en el homenaje. La noche entró a las encrucijadas de un convite de recordaciones fervorosas presidido por los afectos. Un estribillo de resonancias renanianas me inunda la cabeza mientras camino de regreso a casa por la avenida Álvaro Obregón, rumio un breve texto de Renán: “No es posible que la palabra adiós regrese a despedirse”.

Raúl renán

Poeta

1928-2017

Trayectoria: El escritor de origen yucateco fue conocido por su labor en la escritura de una poesía experimental que proponía otro modo de relacionar al lector con el texto

Algunas obras

Catulinarias Sáficas Viajero en sí mismo De las queridas cosas Henos aquí Los silencios de Homero Parentescos El cadáver exquisito de un pez