La fuente

La fuente
Por:
  • raul_sales

Hay cosas que la ciencia pudo explicar: la traslación del sol, la curvatura de la tierra, el finito Universo que contiene la infinita estupidez humana o la obsesión onírica sexual de Freud pero, hay otras, no tantas como se dicen pero sí, más de las que se creen.

No hay olla de oro al final del arcoiris pero el gnomo si está ahí aunque ni tiene sombrero de peregrino, no viste de verde, ni es narizón o... bueno, todo lo que crees saber de él, está errado, nunca lo verás ni alcanzarás pues eso es lo que hace para divertirse, dejar que den vueltas buscándolo. No, tampoco es que sea "juguetón" es un ser atormentado y terriblemente amargado que está atrapado en un solo lugar que, casualmente, está en todos los lugares.

La fuente de la eterna juventud también existe pero ni está en Florida ni en alguna isla caribeña dejada de la mano de Dios o del conquistador en turno. La fuente, al igual que el gnomo, suele aparecer donde le plazca o donde el azar, destino, suerte, ventura, casualidad, fatalidad o como le quieras llamar le pide que aparezca. La fuente de la eterna juventud es una perversión de lo que es, la fuente no contiene agua, ni siquiera es una fuente como tal, es, entre otro sin fin de cosas, el lugar donde surgen historias, historias que se escriben y que logra que quien en ella aparece se mantenga incólume para toda la eternidad... joven eternamente... fuente de inspiración.

Y así como la fuente es la dadora de historias, el gnomo es el que las absorbe y lo que le pudre más, es que al hacerlo, genera condensación que refracta la luz y la divide en siete colores elementales y ese fenómeno, para su mala fortuna, genera uno de los modos contemplativos más comunes que permiten que la fuente deposite su inspiración.

Hay 21 secretos fundamentales en este plano y los llamamos así porque son su fundamento pero, los que conocemos algunos no tenemos ni idea de los demás pues en el que estamos todos de acuerdo, es que el vigésimo primero, es el asombro del descubrimiento o "Eureka" para abreviar.

No les cuento esto porque me dé la gana, se los cuento porque si usamos la alegoría de un manantial límpido del que emana toda inspiración para escribir, ahora no es más que una charca de escupitajos. Verán desde que todos escribimos, las historias se están agotando, me refiero a las que merecen un poco de creatividad porque eso de narrar sangre, muerte y destrucción es el pan nuestro de todos los días y la realidad siempre supera a la ficción. Me asombra que cada vez más personas consideren eso como historias de las "buenas" dejando de lado su génesis que solía ser un maravilloso género policiaco donde la inteligencia, el análisis y la deducción eran la trama central y no el tipo de calibre con el que se perforó el bulbo raquídeo o los metros de salpicadura de sangre.

Las historias se agotan pues antes se desarrollaban y cobraban vida propia, ahora nacen, crecen y se difuminan en un mundo virtual entre millones de tuits en 140 caracteres, algunos crean microcuentos o microficciones de una hermosura perfecta pero que se pierden en una marea apabullante y la historia desaparece. Seguramente me dirán que la lectura también es un hábito obsoleto pero las historias, las buenas historias, brincaban al teatro, al cine, al sueño y se perpetuaban en la eternidad. Ahora ya las historias se agotan, ya no queda nada nuevo bajo la carroza ardiente de Apolo y las historias se reciclan perdiendo parte de su pureza en el proceso dejando historias insulsas de amores que dejan de ser de ensueño para tornarse en fantasías aspiracionales o fantasía que deja de ser sueño para ser refrito de la realidad, sólo el drama y la ficción permanecen aunque nadie les preste atención en un mundo donde el drama está presente en cada día y la tecnología rebasa a los autores de ficción que apenas les llega la inspiración y la tecnología ya escribe bits en moléculas de cloro...

La fuente de la eterna juventud está transformándose en una desdentada vieja y el gnomo es ahora un gigante que nos deja solo los imponentes arcoíris como consolación.

No les cuento esto porque me dé la gana, se los cuento porque si logro alcanzar al gnomo y matarlo, quizá, solo quizá las historias regresen a la fuente y alguien más pueda retomarlas con sabiduría, con ansias, con placer y amor.

Yo sólo conozco 3 de 21 secretos fundamentales y si estás leyendo esto y conoces otro, cuídalo, atiéndelo y no dejes que perezca, quizá tu secreto también sea un portal y si el tuyo se mantiene, es probable que el mío se recupere, por el bien de todo aquello aún no escrito y por los ávidos ojos de quienes ansiamos vivir eternamente en esa parte que depositamos en cada uno de los personajes con los que nos identificamos.

No les cuento esto porque me dé la gana, se los cuento porque... no tengo opción.