LA RARA ELASTICIDAD DEL TIEMPO

LA RARA ELASTICIDAD DEL TIEMPO
Por:
  • raul_sales

Así, de repente, sin mediar aviso, mi cuerpo colapsó y fue mera suerte que lo hiciera al entrar al diminuto departamento lo que impidió que terminara pudriéndome entre las bolsas de compra desparramadas al caer. La vecina, la metí che vecina que no tiene vida propia y que está siempre pendiente de las ideas y venidas de los inquilinos fue la que me salvó, vio mis piernas salidas y con el veneno escurriendo por la comisura de sus labios, a punto de gritarme que era un ebrio sin cura, se lo tragó al ver que no era alcohol sino que algo más grave me sucedía, me movió con su bastón y fue tan deprisa como pudo a su hogar para llamar a los servicios de urgencia. ¿Cómo lo sé? Estuve consciente todo el tiempo, simplemente no podía ordenarle a mi cuerpo que hiciera nada, estaba encerrado dentro de mi propio cuerpo y no, no existen palabras para narrarles la angustiosa sensación de estar pero no sentir, de ver pero no poder girar los ojos, de respirar pero, no poder sentir ningún aroma, ni siquiera mis propios desechos sueltos ante el relajamiento total de mis músculos y esfínteres. El tiempo es diferente cuando no puedes hacer nada, un minuto... es una eternidad.

Vi como me levantaban, vi como me transportaban, vi cuando me conectaron diodos y escuché cuando me declararon muerte cerebral. Grité que no era cierto, que ahí estaba, que seguía consciente y no obstante, en un bache, mi cabeza se giró apenas un poco y vi la línea del electroencefalograma sin movimiento alguno y luego la mano morena del paramédico, cerró mis párpados y el mundo se volvió negro. Lloré sin lágrimas, me hice ovillo sin cuerpo, grité sin voz...

-Ufff, está más pobre que nosotros, apenas tiene 400 en la cartera.-

-¿Y su teléfono?-

-De los baratos.-

-Lástima, esperemos que nos toqué algún accidentado como el del Mercedes ¿Te acuerdas?-

-Como no, ese tipo parecía que había vaciado media docena de cajeros y la gargantilla de su acompañante se ve mejor en el cuello de mi novia. ¿Sigues teniendo el reloj?-

-No, lo vendí apenas me comentaron que los identificaban por el número de serie. Mejor tener lo poco que me dieron a que me ensarten después por robarle a los muertos.-

-Eso sí... oye, este tipo es donador.-

-Ufff, devuélvele al menos 200 porque si llega sin dinero en la cartera, seguro nos levantan un acta.-

Quizá en algún otro momento me hubiera horrorizado, en este no había forma en que algo tan banal como que asaltaran a un muerto me asustara... “muerto”... ¿sería posible? Era imposible de creer, no era una experiencia extrasensorial, no me veía desde arriba, no había luz brillante ni túnel, extraña y angustiosamente, estaba atrapado dentro de mi cuerpo y de alguna forma que no alcanzaba a imaginar, mi consciencia se había desconectado de mi cerebro.

Estoy sobre una plancha de algún material, tirado cual fardo desechable, no sé si es duro o suave, no sé la temperatura a la que me encuentro, sé que está oscuro pues no veo luminosidad a través de mis párpados y el silencio es igualmente aterrador, todo esto es aterrador, estoy enloqueciendo o ya enloquecí. Lo que pensé que había sido un rescate terminó siendo la peor tortura psicológica... estar... sin ser.

Escucho el picaporte, alguien entra arrastrando algo con ruedas, escucho murmullos, no entiendo lo que dicen al principio y luego, al hacerlo, desearía no haberlo hecho. Hablan de mí como mercancía, mencionan precios del hígado, de riñones, del corazón, de córneas, hablan desapasionadamente de como modificaran el papeleo, como utilizarán el hecho de que firmara como donador para lucrar, para venderme como libra de carne.

-Tendremos que esperar para ver si algún familiar no viene a reclamarlo.-

-Es el tiempo que tenemos para hacer los cambios. Mi primo trabaja para un millonetas al que le urge un riñón, este sujeto nos cayó del cielo, mismo tipo de sangre, donador registrado lo que nos ahorrará dolores de cabeza y los dolores del viejo millonario son cada día más fuertes así que si le pedimos las perlas de la Virgen, seguro nos las envía envueltas para regalo.-

-No sé, algo me parece extraño, se murió así sin más, no hay signos de embolia, de ataque, ni siquiera tenía gripa y así, de un momento para otro, tantán. Algo extraño ¿no crees? Quizá deberíamos estar analizando las posibles causas de su muerte antes de sobarnos la cartera con sus órganos.-

-¡Basta! Es muy tarde para tus escrúpulos éticos o para honrar tu juramento hipocrático, demasiadas veces hemos hecho esto. ¿O acaso quieres regresar a las guardias infinitas para ganar sueldos de risa?-

-No, pero...-

-¡Sin peros! Esperemos las dos semanas y como estoy seguro que nadie vendrá pues el registro fue cambiado, procederemos. Eso sí, hay que hacerle la batería de pruebas para que en 14 días, tengamos a los receptores más lucrativos.-

Seguía la discusión, por un instante, tuve esperanza, solo por un instante. Ojalá me desmayara, ojalá no estuviera presente, ojalá y hubiera muerto de verdad antes que estar así, impotente, enclaustrado... aterrado.

La rara elasticidad del tiempo, la eternidad en un instante, la soledad absoluta de un aislamiento que no desee, que no busqué, que no esperé. Cierto, siempre fui solitario pero, sabía que solo tenía que cruzar una puerta y todos estaban ahí, que solo tenía que oprimir una tecla y el mundo estaba a mi alcance. Ver tu vida desfilando, magnificar tus errores, arrepentirte de miles de pequeñas cosas, de palabras dichas, no dichas, de no haber sido mejor hijo, mejor amigo, mejor empleado, mejor hombre. Ver tu vida y darte cuenta que ha sido de lo más aburrida, que la desperdiciaste y le escupiste en el rostro; que no diste la mano para auxiliar a nadie, por defender a nadie; que por evitar enemigos, no generaste amigos; que por no meterte en conflictos, no hiciste nada por lo cual serás recordado; que fuiste gris, tibio, cobarde y que no hay nada que puedas hacer para remediarlo.

Quisiera poder hablar de que hallé la paz, que encontré mi centro, que tuve una epifanía, que logré perdonar y perdonarme. Quisiera decir que obtuve un periodo de gracia para encontrar a Dios. No obstante el tiempo, la rara elasticidad del tiempo... para ellos fueron apenas dos semanas... para mí... fue la perdición... en la eternidad.