Libros de autoayuda, un refugio en tiempos de COVID-19

María Martínez, diseñadora independiente a la que la cuarentena la mantiene en una profunda incertidumbre laboral, encontró un bálsamo de motivación en el libro “Alquimia para el éxito”, de Roberto Palazuelos, el cual aborda cómo lograr el éxito en la vida profesional a través del cambio interior.

“Honestamente, me ha ayudado a distraerme un poco y a no fijarme tanto en el encierro, sino a hacer planes a futuro, a lograr este proceso de introspección y de conocerme más a mí misma. La cuarentena me ha generado ansiedad en cuanto a la incertidumbre de que no va a pasar en todos mis ámbitos, especialmente el laboral, pero su libro me auxilia, me ayuda a mantenerme enfocada haciendo planes y leer su historia, y sus procesos también me inspiran de cierta manera a tener esperanza”, narró María Martínez, en entrevista con La Razón.

“Este tipo de textos se consideran charlatanería, porque no es literatura y tampoco tienen una base científica probada, pero ello no significa que sean basura. Sé de terapeutas que se los recomiendan a sus pacientes porque, de alguna u otra forma, le sirven a la gente, y al final no importa tanto si es verdad o no lo que lees, sino que sea algo que puedas aplicar en tu vida”

En la cuarentena por la pandemia de coronavirus, algunas personas han encontrado en los libros de desarrollo humano o también conocidos como de autoayuda una manera de sobrellevar el aislamiento.

Prueba de ello es que aunque la industria editorial se ha visto afectada por el cese de operaciones causadas por la contingencia, Larisa Curiel, editora general de Urano, señala que en esta empresa las ventas vía Internet de este género literario se han sostenido. “En plataformas como Amazon, Porrúa y Gandhi nuestro flujo de ejemplares se ha mantenido”, indicó.

Fernando Hernández, psicólogo por la FES Iztacala, con especialidad en Dirección Estratégica de Recursos Humanos por la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Asociación Mexicana de Resiliencia, explica que el consumo de este tipo de libros durante la crisis sanitaria se debe a la necesidad de los mexicanos por encontrar una forma de afrontar la situación, misma que vino a empeorar un estilo de vida repleto de estrés.

“Los mexicanos llegamos a la contingencia siendo los más estresados, los que más trabajamos, los que tienen mayores índices de enfermedades crónico degenerativas, escenarios de violencia… y se nos plantea una crisis mayor de lo que podemos manejar y comprender. Este tipo de libros les ayudan a entender ese momento para empezar a ser responsable e identificar con qué cosas podría empezar para sentirse mejor”, afirma.

Xóchitl Padilla, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que este tipo de literatura es un recurso que la población emplea para lograr identificar qué ocurre dentro de su psique en tiempos de crisis; no obstante, alertó que su uso tiene contrapuntos, en el sentido de que gran parte de sus lectores los miran como una solución fácil a un problema que, posiblemente requiera atención profesional.

“Cada situación de ansiedad y estrés tiene sus generalidades, pero obedece a hechos particulares, y un libro de estos puede que te ayude a identificar qué sí o qué no hacer, o al menos a tener conciencia de la situación, pero quizá no sea lo que el paciente realmente necesita.

“Muchos de estos títulos son escritos por personas que no son especialistas y ese es uno de los primeros ‘peros’ que tienen; gran cantidad los escriben individuos que comparten cómo superar equis situación en la vida; no obstante, una experiencia particular no puede ayudar a alguien que pasa por algo distinto, cada quien enfrenta la vida a su manera y si el consumidor espera que dicho libro por sí solo le ayude, pues se va a frustrar y eso puede empeorar su situación” explicó Padilla.

Por ello recomienda al público emplear alguno de estos títulos como un primer acercamiento a su malestar, pero a acudir con un especialista en cuanto le sea posible. “He conocido adolescentes a los que sus papás el primer libro que les compraron para entender la sexualidad fue el de Yordi Rosado, y ellos, a partir de esa información, generaron más dudas e indagaron más”, resaltó.

“Yo no le diría a la gente que no compre estos libros, porque de por sí los mexicanos no leen: pensemos en un familiar que pasa por X situación y de repente toma la decisión de agarrar un libro de éstos, decirle que no lea sería sesgar la oportunidad de que se atrevan a leer lo que sea, pues puede que esa lectura incite a aumentar en nivel de la literatura que quiere consumir”

UNA ALTERNATIVA TEMPORAL

Existen en el mercado una gran cantidad de títulos de Desarrollo Humano que son escritos por figuras mediáticas, como el consumido por María Martínez; ante ello, Fernando Hernández recomienda a los lectores que, si se van a acercar a ellos, no dejen de lado que su origen puede ser meramente comercial.

“Desgraciadamente, nuestra cultura no es mucho de cuidar la salud mental: de acuerdo con una encuesta de la Secretaría de Salud, cuando la gente se siente mal, prefiere hasta pagarle dos veces a la semana a una curandera en vez de ir con un psicólogo. Esto implica que hay personas que, sin escrúpulos, no mide las consecuencias de lo que le vende a la gente. Por ello, muchos, cuando ven a figuras mediáticas en las portadas, van y compran, porque piensan que como son exitosos, no pasan por crisis y los ven como una respuesta”, señala.

Por ello, tanto él como Xóchitl Padilla recomiendan que si algún lector busca apelar a alguno de estos libros, que se fije que el autor sea un especialista en el tema, y no descarte el acudir con un terapeuta.

“La gente tiene que tener un criterio en relación de lo que va a consumir, más allá de que alguien famoso o conocido salga en la portada; tienen que analizar quién es dicho personaje, a qué se dedica y si realmente tiene conocimientos específicos o una formación que le asegure que la información que le están vendiendo va a ser verdaderamente útil”, añade Padilla.

Larisa Curiel secunda a Padilla y detalla que gran parte de los títulos realizados por especialistas también alertan al lector de que el objeto que tiene en sus manos no sustituye una consulta ni tratamiento, sino que son un complemento al mismo. “Quizá ahora en cuarentena te están surgiendo problemas de ira y un título del género te puede ayudar a reconocerlo para que después te atiendas”.

E hizo hincapié en su consumo durante la pandemia, como una alternativa temporal ante la crisis económica: tan solo el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado que el coronavirus “infectará” un millón de empleos en el país.

“Muchos fueron despedidos, les han bajado el sueldo y, además, no les van a dar utilidades que porque hay crisis. Eso va a hacer que la población no quiera gastar en terapias o consultas, que en promedio rondan en 500 por sesión, pero sí quizá se van a aventurar a comprar un libro, que en promedio está entre 200 y 400 pesos, para comenzar a buscar ayuda”, afirmó.

Tal y como hizo María Martínez, quien en la versión digital de “Alquimia para el éxito” invirtió 150 pesos.

“Palazuelos es marketing, pero ello no quita que el contenido sea válido; para mí ninguna cosa está peleada con la otra, pues todo lo que consumimos son productos capitalistas; además, no es que tenga ahora el dinero para gastar en consultas y pues tampoco estoy buscando ayuda psicológica, sino motivación, que es diferente”, finalizó.

UN MERCADO EN AUGE

Hace 20 años era complicado vender y promocionar los libros catalogados dentro del género conocido como “desarrollo humano” o “superación personal”, recuerda Larisa Curiel, editora general de Urano y quien hace 22 ingresó a dicha empresa, especializada en literatura de dicha categoría.

“Entonces costaba muchísimo trabajo que se vendieran, literal no los encontrabas y en las librerías la gente tenía que ir a preguntar específicamente por ellos, porque no los ponían ni en mesas de novedades ni a la vista”, narra.

Todo cambió hace dos décadas, cuando la compañía española trajo a México “¿Quien se ha llevado mi queso?”, best seller de The New York Times, escrito por el psicólogo estadounidense Spencer Johnson que, inmediatamente, rememora Curiel, se convirtió en un éxito de ventas en el país, al igual que en resto del mundo: hasta la fecha de la muerte de su autor, el 3 de julio de 2017, en todo el planeta se habían comercializado 28 millones de ejemplares.

“Ese libro nos abrió las puertas, porque se empezó a vender de manera impresionante y eso logró que se nos dieran espacios en las tiendas; ahora hay una sección dedicada al género y en las mesas de novedades siempre va a haber al menos uno.

“Ahora la competencia es demasiada y cuesta muchísimo trabajo mantenerse”, señala Curiel, quien en tiempos de pandemia y encierro asegura que dicha obra resulta especial para las personas que se sienten ansiosas o en crisis, pues está enfocado a afrontar el cambio, lo cual empata con la crisis sanitaria y la “nueva normalidad” que espera a millones de personas.

“Ahorita está teniendo un repunte entre la gente, pues habla de algo que nos compete a todos en este momento: el cambio”, dice.

Actualmente, en el Top 50 de los más vendidos de Amazon México, 21 pertenecen al género; algunos de los títulos son “El sutil arte de que te importe un carajo”, de Mark Manson, un bloguero que escribe de romanticismo, psicología y elecciones de vida; “Los 5 lenguajes del amor”, de Gary Chapman, pastor bautista y doctor en Filosofía; e “Inquebrantables”, del conferencista y youtuber Daniel Habif, por mencionar algunos.

Y en Gandhi, 10 de los 20 más vendidos son de Desarrollo Humano; entre ellos “Los cuatro acuerdos”, de Miguel Ruiz, y “El poder del ahora”, de Eckhart Tolle, ambos considerados clásicos dentro del género; y “Tres promesas”, escrita por Lesslie Polinesia, integrante del trío de de youtubers humorísticos del mismo nombre.

Sin embargo, esto no es algo extraordinario: de acuerdo con las cifras más recientes de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), tan sólo en 2018, los libros clasificados dentro de la categoría de “Salud y desarrollo personal”, en todo el país se vendieron 3.5 millones de ejemplares, mismos que produjeron una facturación de 337 millones de pesos.