Malva Flores indaga en la amistad entre Octavio Paz y Carlos Fuentes

La ensayista y poeta Malva Flores (Ciudad de México, 1961) ha entregado en este año dos importantes libros de ensayos. Primero apareció, Sombras en el campus (Bonilla Artigas Editores), conjunto de ensayos que hace un recorrido por algunos recodos del mundo literario en ligadura con la experiencia personal (creación, actividad académica y autobiografía); y después, Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crónica de una amistad (Planeta, Ariel): encuentros y desencuentros de los dos escritores mexicanos más trascendentes del siglo XX.

“Éste no es un libro de crítica literaria. Sí, la lectura de una o varias pasiones, perseguidas con los ojos de mi propia pasión. Sostengo que todo acto de escritura es autobiográfico; pero la literatura y el arte son la forma superior de nuestra existencia. Eso aprendí escribiendo estas páginas, aunque el libro no se trata de mí, sino de la amistad entre Octavio Paz y Carlos Fuentes, de la pasión devoradora que los unió y los separó: la crítica”, apunta Flores en el prólogo de Estrella de dos puntas.

Catálogo que recoge anécdotas, información desclasificada, expedientes oficiales, exposiciones de archivos de figuras cercanas y correspondencia inédita: más de 50 años que dan cuenta de los itinerarios del poeta Octavio Paz y del narrador Carlos Fuentes. Sus vínculos con México y el poder político; sus inclinaciones ideológicas y el influjo de una relación amistosa que tuvo repercusiones en el ámbito literario latinoamericano y europeo.

“He escrito este libro con el objetivo de acercarme y comunicar a los lectores un momento fundamental de la cultura mexicana y de su literatura en la segunda mitad del siglo XX: la amistad de dos grandes escritores, Paz y Fuentes. Encuentros y desencuentros. Ambos pensaban que tenían muchas diferencias entre sí. Fuentes en una carta dirigida a Paz reconoce: ‘Siempre hemos estado de acuerdo en estar en desacuerdo. Sin embargo, como escritores mexicanos y como mexicanos, es mucho más lo que nos une que lo puede separarnos’. Pienso que más que las diferencias literarias, fueron las valorizaciones de la gestión democrática las que implicaron diferencias en la mirada de ambos”, expresó en conversación con La Razón, Malva Flores.

¿Ellos marcan el rumbo de la cultura mexicana en el siglo XX? Quise dibujar un lienzo que diera cuenta de las incidencias intelectuales y políticas de México y de Hispanoamérica, de aquellos años. Tanto Fuentes como Paz fueron intérpretes, gestores trascendentes de su tiempo: sus vidas se relacionaron de manera determinante con la cultura, la política y los intelectuales.

¿Amistad marcada por desacuerdos por momentos abismales? La amistad es un diálogo; pero la literatura es también una forma de la amistad. Estos dos amigos la ejercieron hasta el punto de convertirla en el eje que nos tuteló durante medio siglo. Si revisamos sus obras críticas y las confrontamos con su correspondencia, nos topamos con los nombres de los autores que leímos durante todo ese tiempo. Sí, relación sustentada en afinidades y divergencias que al final de sus vidas se deterioró hasta el rompimiento.

¿Articulaciones con trabajos publicados por Guillermo Sheridan o por Christopher Domínguez Michael? La escritura de Viaje de Vuelta. Estampas de una revista me llevó a darme cuenta de las fracturas en la relación entre ambos: parteaguas del colofón de la cultura mexicana del siglo XX. Quise saber más. Sí, Sheridan en Por la calle de la amargura; y Domínguez Michael en Octavio Paz en su siglo han referido estos hechos.

¿Necesidad de hacer precisiones definitivas sobre el asunto? Quise indagar más porque creo que es un tema de mucho interés para los lectores contemporáneos. Me tardé diez años averiguando bajo el auspicio  del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana.