Margo Glantz cuestiona el mundo impuesto por las redes

Margo Glantz cuestiona el mundo impuesto por las redes
Por:
  • carlos_olivares_baro

Margo Glantz (Ciudad de México, 1930) es incansable: traductora, académica, ensayista, narradora, crítica literaria y viajera, se empeña en romper esquemas genéricos y obviar los códigos tradicionales del discurso literario. Desde Las mil y una calorías, novela dietética (1978), los lectores han sido testigos de una escritura disidente y lúcida. Las genealogías (1981), Síndrome de naufragios (1984) y Saña (2008), por ejemplos, son tres publicaciones de referencia obligada dentro del panorama actual de las letras mexicanas.

Después de las publicaciones exitosas de También me acuerdo (2014) y Por breve herida (2016), la autora de El rastro (2012) entrega Y por mirarlo todo, nada veía (Sexto Piso, 2018): cuadrante de perplejidades en un sumario en que las emociones retumban en el eco de la incertidumbre y en el mar de la banalidad profusa de la prédica en las redes sociales. El fragmento como una estrategia: y la exaltación del asombro como una advertencia. El sobresalto forma parte de nuestro entorno: ISIS, los feminicidios en México, los ataques terroristas, el narcotráfico, Elba Esther Gordillo, Los Zetas, la misoginia, Mandelstam, Kafka, Quevedo, Orson Welles y Trump, enlazados en un confuso pañuelo de turbaciones galopantes. El adagio —sentencia, máxima, aforismo— superpuesto con reflexiones que deambulan por rutas especulativas, verdades periodísticas y las marejadas de la fabulación.

[caption id="attachment_743660" align="alignleft" width="315"] Gráfico: La Razón de México[/caption]

“Fui guardando apuntes de las noticias que leía en Twiter y Facebook. Éste es un libro en que el montaje juega un papel determinante. Aquí la reiteración crea la posibilidad de la coherencia, hecho que parecería absurdo. Pero, la intención es que en esa disposición, el lector se enfrente a una realidad que se le escapa por lo evanescente, instantáneo y huidizo que es.  Las redes sociales embaucan y también seducen”, comentó en entrevista con La Razón,  la galardonada con el  Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, 2010.

¿Pero, qué es este nuevo libro suyo: una provocación, una advertencia, un sumario de interjecciones...? Posiblemente sea el resultado de una continuidad a partir de los dilemas que enfrenta cualquier usuario de las redes. Que Trump sea noticia es lamentable. En Facebook lo más trivial se conjunta con lo más terrible. La verdad puede ser manipulada y también puede borrarse. He convertido en libro lo que todos sabemos: el horror que nos circunda y la banalidad que nos seduce.

¿Digamos que en Yo también me acuerdo, Por breve herida y Y por mirarlo todo...  conforman un triángulo temático de confluencias...?  Yo agregaría Saña donde también está lo fragmentario y el empalme, lo autobiográfico, el autoplagio, la apropiación, la referencia, el uso de citas, la intertextualidad, lo epigramático... Son cuatro libros que se complementan en ese sentido.

¿Enunciación barroca, bachiana, pertinaz y agrietada? Sí, es un libro en que la acumulación juega un papel importante. Muchas veces se replican las noticias que aquí toman características de máximas, de adagio. La exaltación se explaya en ese cúmulo de asombros.

Humor, aticismo, sarcasmo... El lector se enfrenta a una suerte de mural en que El Bosco dialoga con Quevedo y Francis Bacon... El jardín de las delicias sigue siendo una de las  obras más misteriosa del arte; la ambigüedad seductora de los cuadros de Bacon me sigue asombrando. Por supuesto, toda la ironía de Quevedo se hace latente en este libro de título robado a Sor Juana Inés de la Cruz: “Y por míralo todo, nada vía, / ni discernir podía...”.

Fragmentos de su mosaico literario

... que Balzac dijera que el amor no es sólo un sentimiento, sino también un arte / que George Orwell predijera que hasta que no tengan conciencia de su fuerza, los hombres no se rebelarán, y no será sino después de haberse rebelado que tendrán  conciencia de ella /  que el gran poeta Ossip Mandelstam, asesinado por Stalin, dijera alguna vez: Sólo en Rusia se respeta a la poesía: ¿Existe algún otro lugar en dónde escribir poesía cause  irremediablemente la muerte?  / que Disney haya hecho una película de dibujos animados  con un personaje gay, una escena de amor homosexual y un beso interracial / que la misoginia sea más fuerte  que las ideas políticas / que Kafka pensara, hablando del estado de angustia que produce pensar en la muerte: Se tiene un miedo terrible a morir porque aún no se ha vivido / que en 1994 dos jóvenes españoles de veinte y diecisiete años asesinaran con veinte puñaladas a un hombre en la parada de autobús, sin haberlo visto nunca antes y sin saber siquiera su nombre, como parte de un juego que ellos mismos habían inventado / que un padre matara de un balazo a su por hija porque no arreglo su cuarto /que Mary Shelley haya escrito Frankenstein después de sufrir varios abortos espontáneos / que Trump reconozca que sin Twitter no sería presidente...