“Me interesó indagar en la vida del hombre más rico del mundo”

“Me interesó indagar en la vida del hombre más rico del mundo”
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  • carlos_olivares_baro

Diego Enrique Osorno (Monterrey, 1980) es un reportero que se ha caracterizado por la osadía. Apuesta siempre por el riesgo. El cártel de Sinaloa (2009) y La guerra de Los Zetas (2012) son dos manuales imprescindibles para conocer los oscuros entramados del narcotráfico en México. El oficio de Osorno no tiene límites: Oaxaca Sitiada (2007), Nosotros somos los culpables (2010), Un Poema mexicano (2012) y Un vaquero cruza la frontera en silencio (2014) lo confirman como de los más acuciosos cronistas del periodismo latinoamericano actual.

Ganador de varios premios (Stampa Romana de Italia, Latinoamericano de Periodismo sobre Drogas, Nacional de Periodismo de México 2013…), la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano-Gabriel García Márquez lo incluye dentro del selecto grupo de “Nuevos Cronistas de Indias”.

“Slim es, quizás, mi libro más arriesgado, y en el que trabajé durante varios años revisando archivos privados con total minuciosidad. Me interesó siempre indagar la vida del hombre más rico del mundo, originario de un país con más de 50 millones de pobres. No quise sustentarme en cifras y datos empresariales: mi objetivo era conformar una suerte de resumen iconográfico, es decir un retrato del hombre más exitoso de México y del mundo, situado en la cima de Forbes”, comentó para La Razón el también director del proyecto documental cinematográfico premiado internacionalmente, El Alcalde.

¿Considera que este texto es un retrato imparcial de Carlos Slim? Me atrevo a decir que sí. Slim encarna, diríamos, la conducta pragmática neoliberal de nuestros días. Es un mecenas singular, interesado en las artes, en la literatura, en la arquitectura colonial y con iniciativas muy creativas en el ámbito de sus negocios. Ni lo glorifico ni tampoco asumo una actitud de lapidación, de linchamiento. Quien se asome a estas páginas encontrará al ingeniero civil con sus facetas contradictorias, humanas.

Hay también una exploración de los mecanismos del poder en las circunstancias que rodean al empresario exitoso. ¿Cómo sorteó usted todo esos escaños tan arriesgados, muchas veces suscritos en las especulaciones? Fui muy escrupuloso en eso. Hay que leer con cuidado el apartado II para advertir mi método de trabajo. Ese capítulo es central en la biografía del ingeniero: Telmex, la privatización, el monopolio y el PRI. Es fundamental el artículo que publica Salinas de Gortari en El Financiero 25 años después de la privatización de Telmex. Contrasté la opinión de Slim, quien despotrica contra Salinas. Slim desmiente la famosa percepción de que el gobierno le regaló el monopolio de Telmex. El asunto sigue estando en la discusión de si fue o no una privatización exitosa. En la entrada titulada PRI soy muy exhaustivo en los detalles. En ese acápite Slim niega su filiación al PRI.

¿Cómo fueron los encuentros íntimos en las entrevistas que sostuvo usted con él? Fue el diálogo con un hombre sensible, inteligente, carismático, con gran sentido del humor. Lector de biografías de personajes históricos, aficionado al beisbol, amante del buen cine… Un ser humano apasionado.

¿Abordó con él la relación con Sophia Loren? La actriz italiana es otra de las pasiones del magnate; pero, fui muy respetuoso en ese tema, no quise propiciar incomodidades como lo que sucedió cuando Adela Micha entrevistó a Loren en 2011. Todo es evidente, no olvidar que por parte del empresario corrieron todos los gatos de la celebración de los 80 años de la diva en México: exposición, muestra de cine, concierto de gala, cena… Me atrevo a decir que logré acercarme al empresario, al magnate, pero sobre todo a los gestos de un ser humano carismático.

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