Ni un peso más por el Bolero de Ravel; vencen derechos de autor

Ni un peso más por el Bolero de Ravel; vencen derechos de autor
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Ravel estaba en desacuerdo con el resultado final de su Bolero. La pieza, que se estrenó en París hace 88 años, era para el compositor francés una composición “vacía de música, es de una simpleza embarazosa”. Sin embargo, el mundo la vio con otros ojos y la convirtió en una de las obras musicales más interpretadas en el mundo.

“Solemos decir que una ejecución del Bolero empieza cada diez minutos en el mundo. Como la obra dura 17 minutos, podemos calcular que la obra es interpretada en todo momento en alguna parte”, explicó Laurent Petitgirard, compositor y presidente de la Sociedad francesa de autores, compositores y editores de música (Sacem). “Podemos pensar que a partir de ahora lo vamos a oír todavía más, en anuncios y en películas”, pronostica el músico ante el anuncio del cese de los derechos de autor de la obra maestra.

En Francia, los derechos de autor de la pieza fueron protegidos durante 70 años, a partir de 1938, año siguiente a la muerte del Ravel. A este lapso, se agregaron ocho años para compensar los períodos de las dos guerras mundiales: el 1 de mayo de 2016 la melodía pasó al dominio público.

Inspirado en una danza española y caracterizado por un ritmo en ostinato in crescendo, Ravel presentó por primera vez su melodía el 22 de noviembre del mismo año en la ópera Garnier de París. Se trataba, en un principio, de una obra para ballet, encargada por la bailarina rusa Ida Rubinstein, amiga y mecenas de Ravel.

“Deseo vivamente que no haya ningún malentendido respecto al tema de esta obra. Representa una experiencia en una dirección muy especial y limitada, y no hay que pensar que la pieza busca conseguir otra cosa de la que se espera. Antes de la primera ejecución, hice aparecer un anuncio en el que se decía que yo había escrito una pieza que duraba 17 minutos y que consistía enteramente en un entretejido orquestal sin música, en un largo crescendo muy progresivo”, explicaba el autor de La Valse, sobre la creación de esta pieza.

Tras su estreno, el Bolero fue aplaudido por la crítica y se convirtió rápidamente en un éxito universal. La obra fue editada por primera vez en 1929 por la empresa Durand y su primera interpretación en concierto (sin coreografía asociada) tuvo lugar en la sala Gaveau, en París, el 11 de enero de 1930.

“Los temas son impersonales: melodías populares árabe-españolas típicas. Y, aunque se haya pretendido lo contrario, la escritura orquestal es simple y directa, sin ningún asomo de virtuosismo”, advertía el célebre compositor. “Ésta puede ser la razón de que no haya un solo compositor al que no le guste el Bolero. He hecho exactamente lo que quería, y depende de los oyentes tomarlo o dejarlo”, enfatizaba.

En casi 90 años de existencia, la suite ha sido interpretada por las orquestas más prestigiosas del mundo, bajo la batuta de grandes directores (Arturo Toscanini, Seiji Ozawa, Claudio Abbado, Pierre Boulez...). También ha inspirado numerosas coreografías, la más famosa de ellas la que fue creada por el francés Maurice Béjart, en 1961.

Tras la muerte en 1960 del hermano de Ravel, Édouard, su único heredero, se iniciaron una serie de procesos para acaparar la fortuna que representan los derechos de autor generados por sus obras.

A lo largo de los años, en este embrollo jurídico se vieron involucrados personajes tan insólitos como la masajista de Édouard Ravel, Jeanne Taverne, y su marido, el chófer Alexandre, los sobrinos del compositor e incluso el director jurídico de la Sacem.

No es de extrañar que el caso suscitara tanto interés puesto que el monto generado por los derechos de autor desde 1960 se estima entre 400 y 500 millones de euros, 50 de ellos procedentes del Bolero, según varias estimaciones.

Ravel no había compuesto música para ballet desde La Valse en 1919, por lo que aceptó el encargo de Rubinstein, que incluía componer un ballet nuevo.

El Bolero de Ravel ocupaba hasta 1994 el primer puesto en la clasificación mundial de los derechos de autor. En 2015, estaba en el puesto 105.