Provocador, egocéntrico… el “Salvador del arte”

Provocador, egocéntrico… el “Salvador del arte”
Por:
  • larazon

Este año el mundo recuerda a uno de los artistas más importantes del siglo XX, el que creció en la época de plata de España y en el periodo de entreguerras, el que hizo del surrealismo un modo de vida, más que una corriente pictórica: Salvador Dalí. Se cumplen 110 años de su nacimiento y 25 de su muerte.

Eran las 8:45 de la mañana del 11 de mayo de 1904, en la provincia de Gerona, España, cuando se escuchó el llanto de quien dos décadas después se autodenominaría “el Salvador del arte”. Fue el segundo hijo de una pareja de clase media. Nació nueve meses y diez días después del funeral del primer Salvador Dalí, su hermano, según cuenta él mismo en su biografía (Diario de un genio).

“Salvador Dalí era un personaje excéntrico, incluso llegó a mencionar que tuvo un hermano que murió nueve meses antes de que él naciera, aunque en realidad esa historia nunca pudo ser confirmada por su biógrafo oficial”, señala la especialista en su obra, Cristina Luna Tamayo, maestra en Artes Plásticas de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, de la UNAM.

En 1916 descubrió la pintura contemporánea a través del artista Ramón Pichot, pero tenía una admiración notable por el arte clásico y renacentista. Así comenzó a pintar óleos y acuarelas. El niño enfermo es el título de su primer autorretrato, realizado cuando tenía sólo 10 años.

En su adolescencia enfrentó dos acontecimientos que formaron su personalidad excéntrica: “no podía resignarme a la pérdida del ser con quien contaba para hacer invisibles las inevitables manchas de mi alma”, cuenta el pintor sobre la muerte de su madre, la cual ocurrió cuando tenía 16 años. El otro episodio fue el segundo matrimonio de su padre, con su tía. En ese periodo vio en su hermana Ana María (cuatro años más joven que él) a su primera musa. Y halló la perfección de su técnica.

Era un joven culto, su conocimiento de la pintura renacentista, su interés por los descubrimientos científicos y su curiosidad por la filosofía y la sicología lo llevaron a Madrid. Fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en 1921, de la cual fue expulsado y acusado de subversión anarquista. Su egocentrismo lo llevó a minimizar la enseñanza de sus profesores. También fue arrestado: pasó doce días en la cárcel de Girona.

“Desde su juventud se notaba su personalidad excéntrica, aunque estudiosos de la psicología sugieren que era un personaje tan introvertido que buscó esta apariencia extrovertida para llamar la atención”, comparte la especialista de la UNAM.

Esa personalidad fue su sello característico, el cual se consolidó a partir de su arribo a París, en 1929, cuando se reunió con los surrealistas, liderados por André Breton. El bigote con los años adquirió más extensión, como la fama y las ganancias del autor de El gran masturbador. “Fui un estudiante de los surrealismos tan concienzudo que rápidamente me convertí en el único ‘surrealista integral’. Hasta tal punto que acabaron por expulsarme del grupo por ser excesivamente surrealista”, explica el también escultor, en su biografía.

En ese periodo conoció al que fue el amor de su vida: Gala. Ella se convirtió en la segunda y más importante musa de su obra, la de la época más productiva: “El gran masturbador, La persistencia de la memoria, La crucifixión, La última cena… fueron los cuadros que se vendieron, reconocieron, celebraron y criticaron.

La personalidad extovertida, el aceptar que el arte era para venderse, el amor intenso por una mujer diez años mayor (que además fue esposa de uno de sus amigos, el poeta Paul Éluard), su egocentrismo, su rechazo del grupo surrealista, su relación con Federico García Lorca, y, en contraste, su trabajo para el dictador Francisco Franco, lo convirtieron en una figura mítica. “Estoy convencido de ser el salvador del arte moderno, el único capaz de sublimar, de integrar y de racionalizar imperialmente, embelleciéndolas, todas las experiencias de los tiempos modernos”, aseguró antes de morir. El 23 de enero de 1989, el hospital de Figueres fue sede del último respiro del hombre de 84 años que es recordado y celebrado en la influencia que dejó a los nuevos artistas. Su cadáver yace bajo la cúpula geodésica que domina su museo en su ciudad natal.

Cronología pictórica daliniana